Blaise Pascal (1623–1662) fue un matemático, físico, filósofo y pensador religioso francés, una de las mentes más brillantes del siglo XVII.
La concepción religiosa de Blaise Pascal es profundamente cristiana, existencial y anti-racionalista, marcada por cierta influencia del jansenismo y por una fuerte experiencia personal de fe.
Pensamientos (Pensées) es la obra religiosa y filosófica más importante de Blaise Pascal y una de las cumbres del pensamiento moderno. No es un libro sistemático, sino un conjunto de fragmentos que revelan una reflexión intensa sobre Dios, el hombre y la fe cristiana.
Pascal critica la idea de que Dios pueda ser conocido solo por pruebas filosóficas (como las de Descartes). Para él:
-La razón es válida, pero insuficiente.
-Dios no se impone como una evidencia lógica.
De ahí su famosa frase:
“El corazón tiene razones que la razón no conoce.”
El “corazón” no es el sentimiento, sino una intuición profunda, existencial, que capta verdades que la razón no alcanza.
Escribe Pascal acerca del hombre:
"Nuestra alma está arrojada en el cuerpo, en el cual encuentra
número, tiempo, dimensiones. Razona sobre ello y llama a esto naturaleza, necesidad, y no
puede creer otra cosa.
La unidad unida al infinito no lo acrecienta en nada, no más que un pie a una medida
infinita. Lo finito se aniquila en presencia de lo infinito y se convierte en pura nada. Así,
nuestro espíritu ante Dios; así, nuestra justicia ante la justicia divina. No hay desproporción
tan grande entre nuestra justicia y la de Dios, entre la unidad y el infinito."
El Papa Francisco le dedicó la Carta Apostólica SUBLIMITAS ET MISERIA HOMINIS. En ella afirma:
"Grandeza y miseria del hombre forman la paradoja que está en el centro de la reflexión y el mensaje de Blaise Pascal, nacido hace cuatro siglos, el 19 de junio de 1623, en Clermont, en la zona central de Francia. Desde niño y durante toda su vida buscó la verdad. Con la razón rastreó sus signos, especialmente en los campos de las matemáticas, la geometría, la física y la filosofía. Realizó descubrimientos extraordinarios desde muy tierna edad, hasta el punto de alcanzar una fama considerable. Pero no se detuvo ahí. En un siglo de grandes progresos en muchos ámbitos de la ciencia, acompañados de un creciente espíritu de escepticismo filosófico y religioso, Blaise Pascal se mostró como un infatigable buscador de la verdad, y como tal permaneció siempre 'inquieto', atraído por nuevos y más amplios horizontes...
...nuestro Dios es alegría, y Blaise Pascal lo testimonia a toda la Iglesia y a todo el que busca a Dios, 'no es el Dios abstracto o el Dios cósmico, no. Es el Dios de una persona, de una llamada, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Dios que es certeza, que es sentimiento, que es alegría'."
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