EL SACERDOCIO EN SAN JUAN CRISÓSTOMO

En san Juan Crisóstomo (†407), el sacerdocio es una realidad sacramental, espiritual y tremendamente exigente, situada entre Dios y los hombres, con una dignidad tan alta que supera incluso a la de los ángeles, pero también con un riesgo moral enorme para quien lo ejerce indignamente.
   Su pensamiento está expuesto sobre todo en el tratado "De sacerdotio", escrito en forma de diálogo.

1. Naturaleza del sacerdocio
Para Crisóstomo, el sacerdote:
actúa en la tierra, pero administra realidades celestiales;
ha recibido un poder que Dios no dio ni a ángeles ni a arcángeles.
“Los sacerdotes ejercen su ministerio en la tierra, pero su rango pertenece al cielo.”
El núcleo es sacramental:
el sacerdote perdona los pecados,
hace presente el sacrificio de Cristo,
administra los misterios (ta mystéria).
No es una función social ni política, sino un ministerio divinamente instituido.

2. El sacerdocio como mediación
El sacerdote es mediador instrumental, nunca fuente:
no reemplaza a Cristo,
actúa en nombre de Cristo (en prosōpō Christou).
Cristo es el único sacerdote en sentido pleno; el ministro participa de su sacerdocio.
Esto explica la enorme responsabilidad:
“Cuando ves al sacerdote ofrecer el sacrificio, no pienses que es un hombre quien lo hace, sino la mano de Cristo extendida.”

3. Exigencia moral y ascética
Aquí aparece el tono dramático de Crisóstomo.
El sacerdote debe:
tener pureza interior mayor que la de los monjes,
dominar pasiones, ambición y vanidad,
vivir en vigilancia constante.
El peligro principal no es el pecado grosero, sino:
-la vanagloria,
-el deseo de aprobación,
-el uso del prestigio espiritual.
Por eso Crisóstomo temía el episcopado y justificó su huida inicial.

4. El sacerdote como médico del alma
Imagen clave en Crisóstomo:
el sacerdote es médico espiritual,
debe conocer las almas como el médico conoce el cuerpo,
aplica remedios distintos según cada herida.
Esto implica:
-discernimiento,
-paciencia,
-pedagogía espiritual.
No gobierna con violencia, sino con persuasión.

5. Predicación y palabra
Para Crisóstomo, la predicación es central:
la palabra es el principal instrumento pastoral;
descuidarla es traicionar el ministerio.
“Nada enfría tanto la fe como una predicación negligente.”
El sacerdote debe:
-conocer la Escritura,
-adaptarse al oyente,
-unir doctrina y vida.

6. Responsabilidad escatológica
El sacerdote rendirá cuentas:
no solo por sí mismo,
sino por las almas confiadas.
La sangre de aquellos que se pierdan será reclamada de sus manos.”
Por eso el sacerdocio es:
sublime,
pero también temible.

Síntesis
En san Juan Crisóstomo, el sacerdocio es:
participación en el sacerdocio de Cristo,
ministerio sacramental y pastoral, cumbre de dignidad y abismo de responsabilidad, inseparable de la santidad personal y de la predicación fiel.

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