LA VIDA MÍSTICA, EN ORÍGENES

"Orígenes habla del contacto personal del alma con el Logos. Es el primero de los Padres de la Iglesia que, al tratar de la presencia de Cristo en el mundo, insistió sobre las misiones invisibles de Cristo, o sea, del Logos, que paulatinamente se va revelando al hombre a lo largo de su historia. Esta concepción le permite desarrollar una doctrina de tipo místico, por la cual se le ha llamado fundador de la mística cristiana.

En De Principiis, Orígenes presenta lo que es como el punto de partida de la mística cristiana:

'El Sumo Bien, al cual tiende toda naturaleza racional, y que también es llamado fin de todas las cosas, también de acuerdo con la definición de muchos filósofos, consiste en llegar a ser, en la medida de lo posible, semejante a Dios. Sin embargo, no creo que este concepto lo hayan descubierto los filósofos, sino que lo han tomado de la Sagrada Escritura. En efecto, el primero en formularlo fue Moisés, cuando descubrió la primera creación del hombre, y escribió: Dios dijo: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza', y agregó: 'Dios hizo al hombre a su imagen, lo hizo a imagen de Dios, los hizo hombre y mujer, y los bendijo' (Gn 1, 26-27). Por el hecho de haber dicho: Y lo hizo a imagen de Dios', y haber omitido la semejanza, indica que el hombre, desde la primera creación, obtuvo la dignidad de imagen; dado que la perfección da semejanza, ésta le fue reservada para el fin, en el sentido que él la debe conseguir, imitando a Dios con la propia actividad; así, habiéndole sido concedido en un principio la posibilidad de la perfección por medio de la dignidad de la imagen, puede al final realizar la perfecta semejanza por medio de las obras.'

El raciocinio de Orígenes se fundamentaba en el hecho de que en Gn 1,26, Dios quiere hacer al hombre a su imagen y semejanza, y después, en Gn 1,27, lo crea a su imagen. La imagen es un estado inicial; la semejanza viene a ser el punto de llegada. Mediante "la dignidad de la imagen" Dios dió a la criatura racional la posibilidad de llegar a ser como El. Al final, el hombre puede realizar la perfecta semejanza con Dios, por cuanto fue creado a imagen de Dios.

   El hombre perdió la imagen por obra del pecado. Mejor dicho, esta imagen está escondida, no perdida. Está ahogada e impedida por el pecado. El hombre debe reencontrar esta imagen, y avanzar de la imagen a la semejanza de Dios. Este cuadro, bastante desarrollado por Orígenes, no está, sin embargo, sistematizado.

   Orígenes describe la lenta ascensión del hombre hacia Dios, ubicando esta marcha en la fuerza que lleva de la imagen a la semejanza. En otras palabras, para Orígenes, la realidad terrestre es una sombra de la realidad celeste. Por lo tanto, el hombre se va asemejando más y más a Dios, en la medida en que pasa de la realidad inmediata a la realidad espiritual. Esto no significa que se distancie espacialmente del mundo o de la materia. Es comenzar a descubrir la realidad total en los horizontes de Dios, o también, en su referencia al Logos, del cual toda realidad es revelación...

   En el prólogo del 'Comentario', Orígenes enseña:

   'De acuerdo con la enseñanza dada por el sapientísimo Salomón (en el Cantar de los Cantantes), todo hombre que 'desea la sabiduría' debe comenzar por iniciarse en la moral y comprender lo que está escrito: '¿Tú deseas la sabiduría? Practica los mandamientos de Dios y El te la dará. Por esta razón, este maestro, que fue el primero en enseñar a los hombres la divina filosofía, colocó como la primera de sus obras los Proverbios, en la que enseña la moral, como lo decíamos; así el discípulo, después de haber adelantado en el conocimiento y en la moral, podrá abordar el estudio de la naturaleza y comprender, distinguiendo los principios y la esencia de las cosas, que le es necesario abandonar la 'vanidad de las vanidades', y esmerarse por alcanzar las realidades eternas y sólidas. Así, a continuación de los Proverbios viene el Eclesiástico, que nos enseña que todas las realidades visibles son inconstantes y frágiles; este conocimiento no dejará de marcar al discípulo por la sabiduría, al concederle poco valor y decirle adiós a este mundo, a fin de ir al encuentro de las realidades invisibles y eternas que le son enseñadas, de modo espiritual, en el Cantar de los Cantares, mediante imágenes tomadas del amor... Este triple aspecto de la filosofía divina fue, a mi entender, figurado previamente por tres bienaventurados y santos patriarcas; y para significar las etapas de iniciación de esos tres aspectos, el Altísimo quiso llamarse también el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'. Abraham, por su obediencia, significa la sabiduría moral... Isaac corresponde al conocimiento de la naturaleza, pues cava pozos y trata de penetrar en los principios fundamentales de todas las cosas. Jacob, por sus parte, representa la visión de Dios, pues por haber contemplado a Dios, fue llamado Israel', y le fue dado ver el ejército celestial y la casa de Dios, y a los ángeles yendo y viniendo, y la escala que unía el cielo y la tierra'." (FERNANDO FIGUEIREDO, "La vida en la Iglesia primitiva")

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