ATANASIO, BALUARTE DE LA ORTODOXIA EN EL SIGLO IV

"La vida de san Atanasio, marcada por cinco destierros, fue muy agitada. Era un hombre muy popular, especialmente entre el pueblo sencillo y los marineros del puerto de Alejandría. Probablemente hijo de padres no cristianos, nació en esta ciudad, donde vivió en medio del pueblo, al que conocía bien, y cuya lengua la hablaba correctamente.

El pueblo le será siempre fiel en todas las vicisitudes de su vida, llena de contratiempos. Las dificultades no le venían de los fieles, sino del clero, de las controversias teológicas, de los críticos políticos; jamás de su comunidad, que lo amaba filialmente.

Atanasio, quien participará como diácono en el Concilio de Nicea, fue obispo de Alejandría, en Egipto, sucediendo a Alejandro, fallecido el 17 de abril del año 328. Atanasio fue solamente obispo y no patriarca, pues en aquel tiempo, la Iglesia no estaba todavía organizada en Provincias Eclesiásticas. No obstante, gozará siempre de una influencia preponderante en toda la región.

Su rica personalidad puede analizarse desde ángulos diferentes: existe un Atanasio nacional y otro internacional, siendo tal vez más egipcio que griego. De hecho, habla fluidamente la lengua copta, si bien se discute acerca de su capacidad para escribir en esa lengua. Obispo de Alejandría desde el afño 328 hasta su muerte, el año 373, su episcopado duró 45 años, de los cuales 17 los pasó en el destierro. En la época de Atanasio, brillaban en Occidente san Ambrosio y san Hilario de Poitiers." (FERNANDO FIGUEIREDO, "La vida de la Iglesia primitiva")

Aunque Atanasio no era aún obispo en Nicea (era diácono del obispo Alejandro), fue uno de los teólogos claves en la elaboración de la doctrina nicena, especialmente la inclusión del término:

HOMO-OUSIOS (“de la misma sustancia que el Padre”).

Este término fue la línea roja que Arrianos y semiarrianos no podían aceptar, y era fundamental para salvar el núcleo principal de la fe cristiana: la divinidad de Jesucristo.

Atanasio pasó toda su vida defendiendo Nicea, aun cuando la mayoría de los obispos del Oriente se inclinaban por fórmulas ambiguas.

 EN LA IMAGEN: icono de los padres conciliares con el símbolo (credo) niceno

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