Clemente de Roma, Clemente Romano o Clemente I (en latín: Clemens I) fue obispo de Roma y, en tal calidad, la Iglesia católica lo considera como el cuarto papa. Se suele situar la elección de Clemente en el año 88 y su muerte por martirio en el año 97. El Liber Pontificalis le asigna nueve años de episcopado en tiempos de los emperadores Galba y Vespasiano, y el martirio por la fe. Su sucesor fue Evaristo.
La carta de San Clemente Romano a los Corintios (también conocida como Primera Carta de Clemente) fue escrita hacia finales del siglo I (alrededor del año 96 d.C.) y es uno de los documentos cristianos más antiguos fuera del Nuevo Testamento. Su motivo principal fue intervenir en un conflicto interno que se había desatado en la comunidad cristiana de Corinto.
Motivo de la carta:
El motivo concreto fue que algunos miembros jóvenes de la Iglesia de Corinto habían depuesto injustamente a sus presbíteros (ancianos), que habían sido legítimamente establecidos. Esto provocó división, desorden y escándalo en la comunidad.
Objetivos de Clemente con la carta:
1. Restaurar la paz y la unidad en la Iglesia de Corinto.
2. Defender la autoridad de los líderes legítimos (presbíteros) y exhortar a la comunidad a aceptar su restablecimiento.
3. Llamar a la obediencia, la humildad y la caridad, siguiendo el ejemplo de Cristo y de los apóstoles.
4. Afirmar la importancia del orden eclesial y de la sucesión apostólica, señalando que los apóstoles designaron líderes y establecieron normas para que fueran sucedidos de manera ordenada.
En resumen:
La carta de Clemente es una exhortación pastoral para resolver un conflicto de autoridad eclesial, promover la unidad, y reafirmar principios fundamentales como el orden apostólico, la obediencia a los legítimos pastores y la unidad fraterna en la fe cristiana.
Es un testimonio muy valioso sobre la vida de la Iglesia primitiva y su estructura jerárquica ya hacia fines del siglo I.
Presentamos un fragmento de este valioso testimonio de la iglesia primitiva:
"Os hemos escrito en abundancia, hermanos, en lo que se refiere a las cosas que corresponden a nuestra religión y son más útiles para una vida virtuosa a los que quieren guiar [sus pasos] en santidad y justicia. Porque en lo que se refiere a la fe y al arrepentimiento y al amor y templanza genuinos y sobriedad y paciencia, hemos hecho uso de todo argumento, recordándoos que tenéis que agradar al Dios todopoderoso en justicia y verdad y longanimidad y santidad, poniendo a un lado toda malicia y prosiguiendo la concordia en amor y paz, insistiendo en la bondad; tal como nuestros padres, de los cuales os hemos hablado antes, le agradaron, siendo de ánimo humilde hacia su Padre y Dios y Creador y hacia todos los hombres. Y os hemos recordado estas cosas con mayor placer porque sabemos bien que estamos escribiendo a hombres que son fieles y de gran estima y han escudriñado con diligencia las palabras de la enseñanza de Dios."
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