Escribe una autora que estudió al santo:
"(He querido poner de) relieve la riqueza de la literatura cristiana antigua y destacar, en particular, la literatura monástica como expresión genuina y maestra eximia de los caminos de ascensión en la vida interior. En efecto, dicha literatura sobresalió, en primer lugar, por centrar su interés en los aspectos espirituales del ser humano y en las experiencias más hondas de su corazón; en segundo lugar, por incluir la rica Tradición bíblica y de toda la Iglesia como fuentes principales de su pensamiento y de sus obras; en tercer lugar, por la abundancia de sus géneros literarios; en cuarto lugar, por enriquecer a la literatura cristiana con un léxico específico, finalmente, por la fecundidad de su irradiación, tanto por la diversidad de sus lectores cuanto por su influjo en la cultura a lo largo de la historia.
Dentro de este campo tan vasto y fecundo, nuestro estudio intentó destacar la importancia de Juan Casiano como monje escritor dado que en él se conjugan una larga experiencia monástica junto con un acendrado saber retórico. Nuestra intención fue sostener, mediante la apoyatura textual, que en el docto magisterio espiritual del Abad de Marsella la discreción ocupa un lugar central y que ésta es, además, el principio compositivo de su producción literaria. En efecto, la virtud de la discreción es el rasgo dominante de su personalidad, de su enseñanza y de sus obras monásticas. Como afirma Aristóteles, la virtud hace bueno al que la posee y buena su obra:
‘Toda virtud perfecciona la buena disposición de aquello cuya virtud es, y produce adecuadamente su obra propia (...) La virtud del hombre será aquel hábito por el cual el hombre se hace bueno y gracias al cual realizará bien la obra que le es propia’.
Hemos intentado mostrar, pues, que Casiano es un Padre espiritual discreto y un autor consumado que enseña la centralidad de la discreción en el camino de la perfección mediante una elaboración cuidada y sabia de la doctrina sobre dicha virtud y mediante el uso adecuado o discreto de la retórica.
...Casiano, un abba discreto, fue también un escritor equilibrado que supo encontrar el estilo adecuado para plasmar su enseñanza. A él puede aplicarse la alegoría del arquero de la Colación 1, aquel hombre sabio que tiene en cuenta el fin y sabe poner los medios oportunos para alcanzarlo…
Abordar las enseñanzas de este monje antiguo nos parece importante y de gran actualidad, sobre todo por la sabiduría de vida que destilan sus obras. Si bien las mismas están destinadas a los monjes de su tiempo, atañen asimismo al hombre del siglo XXI, quien necesita recordar que él también está llamado a la perfección y a interiorizar en su vida las virtudes monásticas. Los escritos del gran monje marsellés son un manantial desbordante de experiencia espiritual y un camino exigente pero seguro de perfección. El lector podrá comprender que la discreción es una virtud excelente y fundamental para la vida diaria, tanto más necesaria cuanto más densas son las dificultades cotidianas. Casiano enseña que ese santo discernimiento es una luz divina que ayuda a distinguir tanto los pensamientos cuanto el término medio virtuoso. Si el cristiano se deja iluminar por ella y la secunda, tendrá la garantía de guiarse por la voluntad de Dios y quedará libre de los movimientos caprichosos que brotan de su naturaleza desordenada. Adquirir la discreción ayudará a todo hombre a alcanzar el equilibrio interior, la auténtica estabilidad del alma.
Casiano enseña que este discernimiento infuso se impetra con humilde perseverancia y se alcanza abriendo el corazón a un Padre espiritual experimentado. Nuestro autor recuerda, pues, al hombre contemporáneo, que en los comienzos de la vida interior nadie puede regirse por el propio juicio, sino que es imprescindible suscitar auténticos maestros que guíen con seguridad por los caminos del espíritu." (Adriana Beatriz Mallol, M.D. “Juan Casiano y la discreción”. Córdoba, Ediciones del IAPCH, Universidad Nacional de Villa María, 2011, pp. 387.)
Comentarios
Publicar un comentario