Los zares del siglo XIX se preocuparon por frenar en Rusia el avance del proceso revolucionario que asolaba a Occidente. Los emperadores pusieron todos sus esfuerzos en fortalecer la autocracia imperial, la Iglesia ortodoxa y el eslavismo. El contraste entre Tradición y Modernidad quedó plasmado en la ciudad de San Petersburgo, la capital fundada por Pedro el Grande en el siglo XVIII con el fin de introducir la Modernidad europea en la vieja Rusia. Marshall Berman nos describe los contraste que se daban en la urbe durante el siglo XIX:
"Durante (este período) el eje y el drama de la modernización se trasladó al magnífico conjunto de edificios estatales, monumentos y enormes plazas del centro de la ciudad, a lo largo del Neva, a la Nevski Propekt (avenida Nevski). Esta era una de las tres vías radiales que nacían de la plaza del Almirantazgo y daban su forma a la ciudad. Siempre había sido una de las principales avenidas de San Petersburgo. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX, durante el reinado de Alejandro fue reconstruida casi completamente por varios destacados arquitectos neoclásicos. Cuando surgió en su nueva forma a finales de la década de 1820,la Nevski se destacaba considerablemente de las calles radiales que competían con ella... y era reconocible como un entorno urbano único. Era la calle más larga y más ancha, y mejor iluminada y pavimentada de la ciudad. Desde la plaza del Almirantazgo avanzaba en línea recta hacia el sudoeste a lo largo de 4,5 km. Entonces giraba, se estrechaba y conducía al monasterio Alexander Nevski... Llevaba, después de 1851, al terminal del tren expreso San Petersburgo-Moscú, uno de los símbolos fundamentales de la energía y movilidad modernas en Rusia (y, desde luego, personaje central en Anna Karenina, de Tolstoi). La cruzaban el río Maika y los canales Catalina y Fontanka, y la salvaban graciosos puentes que ofrecían excelentes y amplias perspectivas de la pujante vida de la ciudad.
Bordeaban la calle edificios espléndidos, a menudo construidos en sus propias plazas y espacios públicos auxiliares: la catedral neo-barroca de Nuestra Señora de Kazán, el rococó Palacio Mijailovski, donde el zar loco Pablo I fue estrangulado por su guardia personal en 1801 para dejar paso a su hijo Alejandro; el neoclásico Teatro Alexander; la Biblioteca Pública, adorada por generaciones de intelectuales demasiado pobres para permitirse tener una biblioteca propia; las Gostini Dvor (o Les Grands Boutiques, como proclamaba su rótulo), una manzana de soportales comerciales con escaparates, siguiendo el modelo de la Rue de Rivoli y Regent Street, pero de unas dimensiones muy superiores a las originales, como tantas otras adaptaciones rusas de prototipos occidentales. Desde todos los puntos de la calle se podía ver la aguja dorada de la Torre del Almirantazgo (reconstruida en 1806-1810) al levantar la vista, ofreciendo al observador orientación visual y un sentido de la ubicación en la ciudad como totalidad que inflamaban la imaginación a medida que la luz cambiante del sol iluminaba la aguja dorada, transformando el espacio urbano real en un paisaje mágico de sueño.
En muchos sentidos la Nevski Prospekt era un entorno característicamente moderno. Primero, la rectitud, la anchura, la longitud y la buena pavimentación de la calle hacían de ella un medio ideal para el desplazamiento de objetos y personas, una arteria perfecta para las formas nacientes del tráfico rápido y pesado. Como los bulevares que Haussmann traza a través del París en la década de 1860, sirvió de foco de las fuerzas humanas y materiales recientemente acumuladas: el macadam y el asfalto, el alumbrado de gas y eléctrico, el ferrocarril, los trolebuses eléctricos y los automóviles, el cine y las manifestaciones de masas. pero puesto que San Petersburgo había sido bien planeada y diseñada, la Nevski ya estaba en funcionamiento toda una generación antes que sus equivalentes parisienses, y se desenvolvía con mucha más fluidez, sin devastar vidas o barios antiguos... Una serie... de litografías de la década de 1830 muestra que más de la mitad de los rótulos de la Nevski eran bilingües o estaban exclusivamente en inglés o en francés. Incluso en una ciudad tan internacional como San Petersburgo, la zona de la Nevski era desacostumbradamente cosmopolita...
Finalmente , la Nevski era el único lugar de San Petersburgo... donde convergían todas las clases existentes, desde la nobleza cuyos palacios y residencias urbanas adornaban la calle en su punto de partida cerca de Almirantazgo y el Palacio de Invierno, hasta los artesanos pobres, las prostitutas, los bohemios y los marginados que se hacinaban en las ruinosas tabernas y antros cercanos a la estación de ferrocarril en la plaza Znamienski, donde finalizaba la Nevski." (MARSHALL BERMAN, "Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la Modernidad")
Comentarios
Publicar un comentario