"El cristianismo de los monjes irlandeses se había extendido a los pictos del Norte de Inglaterra (Escocia y Caledonia); los bretones del Occidente de la isla (Cornualles y País de Gales), de raza céltica también, eran igualmente cristianos. Pero los anglosajones, que ocupaban el resto del país, seguían siendo paganos...
San Gregorio envió entonces a Agustín, Abad del monasterio de San Andrés de Roma...con 39 monjes, que en menos de un año lograron la conversión del Rey Etelberto y de la nobleza del país (año 597); poco después el Papa enviaba a Agustín el palio arzobispal y lo erigía en primado de toda la Gran Bretaña...
Tras ochenta años de predicación se había llegado a la cristianización de los anglosajones...
A mediados del siglo VIII, tanto anglosajones de Gran Bretaña como los celtas y bretones de Irlanda, Escocia, Cornualles y Gales estaban ganados para el catolicismo romano...
Uno de los rasgos más característicos de los monjes irlandeses era su afición a peregrinar, lo mismo para visitar lugares de devoción que para propagar la fe. Vimos como evangelizaron Escocia...y aun se dice que los monjes irlandeses llegaron a las islas Feroe e Islandia. Mayor trascendencia alcanzaría su acción apostólica sobre los pueblos germánicos de la otras orilla del Rin...
Pero la obra, a la vez misional y de organización de la Iglesia en territorio germano, corresponde a Winfrido, un monje inglés, educado en el monasterio de Exeter, que, siguiendo las huellas de San Willibrordo, comienza su labor en Frisia (716)...se dirigió primero a Roma al frente de un grupo de misioneros para exponer sus proyectos al Papa. Gregorio II le retiene durante un año, e imponiéndole el nombre simbólico de Bonifacio, le envió a predicar a los paganos con especiales instrucciones suyas...
Todas estas misiones habían sido realizadas de acuerdo y con el apoyo de Carlos Martel -que veía en la cristianización el mejor medio de civilizar...a los germanos-...Es muy de señalar la estrecha vinculación a Roma de estos misioneros ingleses. Lo mismo que los irlandeses, los anglosajones no habían conocido el brillo de la Roma imperial y, en cambio, se sentían íntimamente ligados a la Roma papal. Ya San Columbano escribía: 'Nosotros, los irlandeses, estamos especialmente ligados a la silla de San Pedro, y, por muy grande y gloriosa que pueda ser Roma, para nosotros tan sólo es grande y famosa como sede del Apóstol'. Es también de notar que es sus fundaciones estos misioneros propagan la regla de San Benito..." (JOSÉ LACARRA, Historia de la Edad Media)
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