LA EXPOSICIÓN DE LA FE EN LA IGLESIA DE LOS PRIMEROS SIGLOS

Lo que puede afirmarse con alguna seguridad es que nuestro Credo actual proviene del desarrollo de un antiguo símbolo bautismal. cuyo contenido esencial era la profesión de fe explicitación evidente no tan detallada como fórmula bautismal que se encuentra en el Evan pues, y haced discípulos míos a todas las gens, nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).

Junto a esta fórmula trinitaria, se usaba también, en la Iglesia primitiva una fórmula bautismal cristológica. Esta se vincula, de seguro, al bautismo dado "en nombre de Jesucristo" (Hch 2, 38) o "en nombre del Señor Jesús" (Hch 8,16; 10,48). En el centro de la predicación apotólica, se destacan la persona y la misión de Cristo. Pedro proclama: "Quien invoque el nombre del Seflor se salvará" (Hch 2,21). Existe, pues, toda una vida de la Iglesia centrada en Jesús, a quien "Dios constituyó Señor y Cristo" (Hch 2,36). Esta profesión de fe en Cristo se expresa en el símbolo del pez: Ikthus = Jesucristo, Hijo de Dios Salvador.

No hay que olvidar, sin embrago, que a la predicación de Cristo van unidos el misterio del Padre y las obras del Espíritu Santo. El discurso de Pedro en Pentecostés es un ejemplo bastante claro: "A este Jesús, Dios le resucitó, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo, y lo distribuye, como lo estáis viendo y oyendo" (Hch 2,32s). En las cartas paulinas hay muchos textos, que reflejan una tradición muy antigua, en los que las tres personas están asociadas (1 Co 12,4-6; 2 C o 13,13, etc.).

Las dos fórmulas se mantuvieron, una al lado de la otra, por más de un siglo. En san Justino (+165), las encontramos, tanto separadas", como en la fórmula cristológica introducida en la fórmula trinitaria".

Así se llegó, poco a poco, a la fórmula litúrgica trinitaria, que precede al símbolo romano, tal como lo conocemos hoy día. En san Ireneo y en Tertuliano, la fusión de las dos fórmulas es un hecho. A la fórmula trinitaria se la expone de manera muy explícita y elaborada¹º. Es cierto que en estos autores, se encuentran también fórmulas binarias. No se habla del Espíritu Santo. Dichas fórmulas, empero, están dirigidas a los paganos y a los judíos, y no a los que se hallan dentro de la Iglesia y que en el bautismo fueron santificados por el Espíritu Santo. El mismo san Ireneo escribe:

Los Apóstoles predicaban la verdad con confianza: a los judíos les anunciaban que Jesús, a quien ellos habían crucificado, es el Hijo de Dios, juez de los vivos y de los muertos, y que recibió del Padre el Reino eterno sobre Israel; a los griegos les anunciaban el Dios único, que hizo todas las cosas, y su Hijo Jesucristo".

No debemos, sin embargo, perder de vista lo que se constituyó en la Didaqué y en la Epístola de san Clemente Romano a los Corintios, a saber, que la inmersión bautismal se relaciona intrínsecamente con la profesión de la fe trinitaria. Posteriormente, contamos con los testimonios de Tertuliano, Cipriano y con las catequesis de san Cirilo de Jerusalén. En Roma, san Hipólito testimonia el bautismo con la triple inmersión en el agua. A cada profesión de fe en una de las tres Personas divinas, la sigue la inmersión 12. En el catecumenado se daba, a partir del 50. domingo de cuaresma, la explicación del Credo: era la "traditio symboli" (entregadel símbolo). El sábado santo los que se iban a bautizar recitaban el Credo: era la "reditio symboli" (devolución del símbolo).

Extraído de Fernando Figueiredo, "La vida en la Iglesia primitiva"

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