Gregorio Palamás (Γρηγόριος Παλαμάς) fue un teólogo, monje y arzobispo bizantino del siglo XIV, una de las figuras más importantes de la espiritualidad ortodoxa oriental.
Nacimiento: 1296, en Constantinopla.
Muerte: 1359, en Tesalónica.
Vida monástica: Ingresó en el Monte Athos, centro del monacato ortodoxo, donde practicó la hesychía (silencio contemplativo) y desarrolló su doctrina espiritual.
Cargo eclesiástico: Fue arzobispo de Tesalónica.
Gregorio Palamás es el gran exponente del hesicasmo, una corriente mística del monacato ortodoxo que busca la unión con Dios mediante la oración interior y continua —especialmente la Oración de Jesús (“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”)— acompañada del silencio del corazón y la contemplación de la “luz divina”.
En sus escritos podemos admirar su mirada penetrante de la realidad, donde descubre las huellas del Creador en sus distintos niveles:
"Creó este mismo mundo sensible como un espejo de la creación supramundana, para que mediante su contemplación espiritual, como a través de una admirable escala, lleguemos a las realidades suprasensibles. Infundió en nosotros innata la ley, cual línea inflexible, como juez inmune de error y doctor de insobornable veracidad: me estoy refiriendo a la propia conciencia de cada uno. De modo que si buceamos en nuestro interior con reflexiva introspección, no necesitaremos de doctor alguno para la comprensión del bien. Y si lúcidamente aplicamos nuestros sentidos a las cosas exteriores, lo invisible de Dios resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras, como dice el Apóstol.
... suscitó como guías a los patriarcas y a los profetas, mostró signos y prodigios para conducirnos a la fe, nos dio la ley escrita que viniera en auxilio tanto de la ley espiritual impresa en nuestra naturaleza, como del conocimiento que nos aporta la creación... (Finalmente) asumiendo nuestra naturaleza y hecho hombre por nosotros, se puso a nuestro lado como Maestro..."
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