EL HOMBRE ESPIRITUAL EN SAN JUSTINO Y EN LOS PADRES ALEJANDRINOS

San Justino Mártir (siglo II), aunque no usa exactamente la expresión ἄνθρωπος σαρκικός (ánthrōpos sarkikós) en el mismo sentido técnico que san Pablo, sí desarrolla una antropología muy cercana, en la que contrapone la vida “según la carne” y la vida “según el espíritu”.

1. Contexto general en Justino

Justino es un filósofo convertido al cristianismo. Su pensamiento une la filosofía platónica y estoica con la fe cristiana.
Para él, el ser humano es razón y cuerpo, creado por Dios y llamado a vivir conforme al Logos (la Razón divina).

En sus Apologías y en el Diálogo con Trifón, Justino distingue dos tipos de vida:

La vida carnal, centrada en los deseos, placeres y cosas materiales.

La vida espiritual o según el Logos, centrada en la verdad, la virtud y la comunión con Dios.

2. El “hombre carnal” en Justino

Aunque no usa literalmente la frase “ánthrōpos sarkikós”, describe lo mismo con otras expresiones.

En el Diálogo con Trifón (cap. 7 y 88), Justino dice que:

“Los que viven según la carne no pueden agradar a Dios, mientras que los que viven según el Espíritu son hijos del Altísimo.”

Para Justino el “hombre carnal” es:

El que vive solo conforme a las pasiones y los sentidos.

El que no ha acogido al Logos divino (Cristo) en su alma.

El que permanece en la ignorancia de Dios y en el pecado.

3. El “hombre espiritual” según Justino

Por el contrario, el que acoge al Logos, participa de su Espíritu y se convierte en “hombre espiritual” (ánthrōpos pneumatikós). Justino dice que Cristo, el Logos encarnado, ilumina la razón humana y la eleva:

“Todo hombre que vive según el Logos es cristiano, aunque no lo sepa.” (Apología I, 46)

Esto significa que el hombre espiritual es aquel cuya razón y voluntad se conforman con el Logos, mientras que el hombre carnal es el que sigue las inclinaciones inferiores.

En resumen, Justino interpreta la oposición “carne-espíritu” en clave racional y moral, más filosófica que estrictamente paulina:

 El ánthrōpos sarkikós es el ser humano que no vive conforme al Logos, mientras que el ánthrōpos pneumatikós es el que se deja transformar por Cristo, el Logos encarnado.

En el Diálogo con Trifón, cap. 7 Justino se presenta ante el fariseo Trifón y dice que muchos judíos interpretan la Ley solo en sentido material o carnal, sin captar su sentido espiritual:

Muchos de los que se dicen hijos de Abraham no entienden que las prescripciones de la Ley fueron dadas como figura y símbolo de lo que debía venir por Cristo; y por eso, permaneciendo en el sentido carnal, no comprenden la voluntad de Dios.
(Diálogo con Trifón, 7)

Aquí, por tanto, el Hombre carnal (ánthrōpos sarkikós) que vive según la carne hace una interpretación literal de la Ley, sin el Espíritu. En contraposición, el
Hombre espiritual (ánthrōpos pneumatikós) vive según el Logos (Cristo): guiado por la razón iluminada por Dios, comprende el sentido espiritual de la Ley y de la vida. (Apología I 46; Diál. con Trifón 88)

LOS PADRES ALEJANDRINOS 

En Alejandría (siglos II–III), autores como Clemente de Alejandría y Orígenes continuaron la reflexión de Justino, pero fueron más sistemáticos.
Ellos distinguen tres tipos de hombres, basándose en 1 Cor 2:14–15:

“El hombre psíquico (psychikós) no percibe las cosas del Espíritu de Dios; el espiritual (pneumatikós) las juzga todas.”

Así desarrollan una antropología tripartita (cuerpo, alma y espíritu) que sirve también para interpretar la Escritura.

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