"Los siglos IV y V son la edad de oro no sólo de la patrística, sino también de la Liturgia. Los Padres son los liturgos de esta época, y con su genio fecundan las liturgias de Occidente. La patrística y la Liturgia se dan cita en los mismos textos y en los mismos escritos, y entre ambas rige un sistema de vasos comunicantes.
La libertad de improvisar y componer se sustituye con reglas y textos que pretenden poner fin a la época "de los charlatanes e incompetentes", como dice Agustín. Al conjunto de libros litúrgicos cabe añadir los manuscritos bíblicos empleados en el culto, y que desde este período contienen indicios de uso litúrgico. A finales del siglo IV o principios del V existen en el belli missarum.
Genadio, por otro lado, refiere que Voconio de Castellum, Museo de Marsella, Claudiano Mamerto en Vienne, Prisciliano y Paulino de Nola fueron autores de textos litúrgicos, y habla, asimismo, de libelli missarum, sacramentorum liber, homilia-rios y leccionarios de los que se ha perdido toda huella. De toda esta literatura nos ha llegado el canon romano que se lee en De sacramentis y en el Liber ordinum visigodo, de uso en España desde el siglo V.
Los siglos IV y V, en Occidente como en Oriente, son la edad de oro de las catequesis bautismales y mistagógicas. No hay Padre que no haya aportado algo a esta literatura: Ambrosio y Agustín, Pedro Crisólogo y León Magno, sin olvidar escritores más modestos, como Cromacio, Zenón, Gaudencio, Nicetas y Máximo de Turín.
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