BALDUINO DE CANTERBURY, UN REPRESENTANTE DE LA INGLATERRA MEDIEVAL

También conocido como Baldwin of Forde (Balduino de Ford).
Nació hacia 1125 en Exeter (Inglaterra).
Murió en 1190 en Tiro, mientras acompañaba a la Tercera Cruzada.

Trayectoria

Fue monje cisterciense en la abadía de Forde, de allí su sobrenombre.
Destacó como teólogo, jurista y predicador.
Llegó a ser obispo de Worcester en 1180.
En 1184 fue nombrado arzobispo de Canterbury, primado de Inglaterra.

Conflictos

Durante su arzobispado tuvo serias tensiones con los monjes de la catedral de Canterbury, especialmente porque quiso fundar un colegio de canónigos seculares en Lambeth, lo que amenazaba los privilegios de los monjes.
Se enfrentó también a Enrique II y, más tarde, colaboró con Ricardo Corazón de León.

Papel en las Cruzadas

Predicó activamente la Tercera Cruzada junto a otros obispos.
Acompañó al rey Ricardo I a Tierra Santa, donde murió en 1190 en Tiro, sin llegar a ver la toma de Acre.

Obra

Escribió sermones, tratados teológicos y cartas.
Fue considerado un predicador muy elocuente y un místico con influencia cisterciense.
Sus escritos circulaban en la Edad Media y hoy son valiosos para la historia de la espiritualidad medieval.

Dejamos un texto de este eminente autor:

"Es fuerte la muerte, que puede privarnos del don de la vida. Es fuerte el amor, que puede restituirnos a una vida mejor.
   Es fuerte la muerte, que tiene poder para desposeernos de los despojos de este cuerpo. Es fuerte el amor, que tiene poder para arrebatar a la muerte su presa y devolvérnosla.
   Es fuerte la muerte, a la que nadie puede resistir. Es fuerte el amor, capaz de vencerla, de embotar su aguijón, de reprimir sus embates, de confundir su victoria. Lo cual tendrá lugar cuando podamos apostrofarla, diciendo: ¿Dónde están tus pestes, muerte? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?
   Es fuerte el amor como la muerte, porque el amor de Cristo da muerte a la misma muerte. Por esto dice: Oh muerte, yo seré tu muerte; país de los muertos, yo seré tu aguijón. También el amor con que nosotros amamos a Cristo es fuerte como la muerte, ya que viene a ser él mismo como una muerte, en cuanto que es el aniquilamiento de la vida anterior, la abolición de las malas costumbres y el sepelio de las obras muertas.
   Este nuestro amor para con Cristo es como un intercambio de dos cosas semejantes, aunque su amor hacia nosotros supera al nuestro. Porque él nos amó primero y, con el ejemplo de amor que nos dio, se ha hecho para nosotros como un sello, mediante el cual nos hacemos conformes a su imagen, abandonando la imagen del hombre terreno y llevando la imagen del hombre celestial, por el hecho de amarlo como él nos ha amado. Porque en esto nos ha dejado un ejemplo para que sigamos sus huellas."

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