LA MUJER EN TIEMPOS DE LAS CRUZADAS

"En las tierras de ultramar (litoral oriental del Mediterráneo) no prevaleció (la ley sálica, que entre los francos impedía la sucesión por línea femenina)... (Por el contrario), las mujeres occidentales, y más precisamente las pertenecientes a la nobleza, eran objeto de fascinación rayana en lo escandaloso por parte de griegos y musulmanes. En el relato de la entrada de los francos a Constantinopla en tiempos de la Segunda Cruzada, el historiador bizantino Nicetas Choniates nos cuenta que se veía a mujeres entre las filas de los caballeros y hombres de armas, y no, como las damas orientales, en literas cerradas o montando mansos caballos de paseo o palafrenes, sino a lomos de hermosos corceles de guerra, 'sentadas a horcajadas sobre sus sillas, como los hombres, vestidas con armaduras igual que ellos'. En realidad, con su 'aspecto guerrero' y los estandartes que ondeaban en lo alto de sus lanzas rematadas en puntas de acero, 'se comportaban de manera más masculina que las propias amazonas'." (GEOFFREY HINDLEY, "Las Cruzadas. Peregrinaje armado y guerra santa")

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