Francisco de Vitoria es uno de los grandes renovadores de la escolástica del siglo XVI. Abriéndose a las nuevas problemáticas que planteaba la Modernidad da una respuesta desde los grandes paradigmas que había elaborado le escolástica, logrando una gran síntesis entre lo recibido de la Tradición y los nuevos tiempos.
A continuación transcribimos unas líneas de una obra que analiza esta temática:
"El razonamiento que lo lleva (a Vitoria) a enraizar toda potestad en Dios es filosófico, y no exclusivamente teológico. La vía es demostrar que al igual que la sociedad pertenece al derecho natural -derecho que es divino en cuanto Dios es el autor de la naturaleza humana-, la autoridad surge como consecuencia de ese mismo derecho...(Escribe nuestro autor:) 'Está pues claro que la fuente y origen de las ciudades y de las repúblicas no fue una invención de los hombres... sino algo que procede de la naturaleza misma... De ese mismo capítulo se infiere prontamente que los poderes públicos tienen el mismo fin y la misma necesidad que las ciudades. Porque si para guarda de los mortales son necesarias las congregaciones y asociaciones de hombres, ninguna sociedad puede persistir sin alguna fuerza y potestad que gobierne y provea. La misma es, pues, la utilidad y el uso del poder público que el de la comunidad y sociedad'.
La necesidad natural, derivada del fin, debe extenderse a la autoridad pública. El paso lógico de uno a otro concepto lo presenta como algo evidente:
1- La sociedad es necesaria para la perfección de la vida humana.
2- Pero esta sociedad no puede conservarse sin el poder público.
3- Ergo es igualmente necesario y natural exigencia que exista la pública potestad.
¿Por qué una sociedad no se puede conservar sin el poder público? 'Así como el cuerpo del hombre -responde nuestro autor- no se puede conservar en su integridad si no hubiera alguna fuerza ordenadora que compusiese todos los miembros, los unos en provecho de los otros y, sobre todo, en provecho del hombre entero, así ocurriría en la ciudad si cada uno estuviese solícito de sus propias utilidades y otros descuidasen el bien público'.
Pariendo de la causa final del poder público, es decir, la necesidad de conservar la integridad social y la armonía entre los miembros de la comunidad, y la ayuda que se debe prestar al perfeccionamiento moral de los hombres, Vitoria presentará las causas eficiente, material y formal del poder político. La causa eficiente será Dios." (MARIANO FAZIO FERNÁNDEZ, "Francisco de Vitoria. Cristianismo y Modernidad")
En la imagen "Los efectos del Buen Gobierno", Ambrogio Lorenzetti
(Efectos del buen gobierno en la ciudad (1338-1340), de Ambrogio Lorenzetti, es uno de los murales correspondientes al programa iconográfico emprendido por el partido guelfo -partidarios del papa- en la ciudad de Siena. Las autoridades municipales querían reflejar los beneficios que traerían sus políticas para los habitantes de la urbe. Dicho programa iconográfico fue elaborado por Ambrogio y su hermano Pietro y se plasmó en una serie de murales ubicados en el ayuntamiento municipal. Cuando los visitantes entraban en el Palazzo primero veían los efectos del mal gobierno y al girar la vista a la derecha observaban los beneficios del buen gobierno de sus regidores. En el fresco se pueden apreciar las innovaciones que estaba experimentando la pintura italiana del siglo XIV: se da mayor importancia a la perspectiva, se narra un tema profano y se trata que haya sensación de profundidad. Los efectos del buen gobierno se pueden resumir en seguridad (los caballeros paseando por la urbe), abundancia (por la cantidad de mercancías que circulan) y la armonía entre los ciudadanos. El mural se puede ver en la Sala de la paz del Palacio Público de Siena.
https://eltemplodelahistoria.wordpress.com/2015/08/03/los-efectos-del-buen-gobierno-en-la-ciudad-ambrogio-lorenzetti/ )
Comentarios
Publicar un comentario