Joseph Ratzinger en su obra sobre la infancia de Jesús hace una comparación entre la PAX establecida en tiempos de Augusto y la PAX que trae Cristo, nacido providencialmente en tiempos de aquél.
Advierte, además, acerca de los peligros que históricamente han acompañado a los procesos políticos que se han presentado con carácter de redención universal:
"Hemos de reflexionar aún sobre... (el) mensaje del ángel (a los pastores). En él retornan las categorías de fondo que caracterizan la percepción de sí mismo y la visión del mundo que tenía el emperador Augusto: sötër (salvador), paz, ecúmene, ampliadas aquí sin duda más allá del mundo mediterráneo y referidas al cielo y la tierra; y también por fin la palabra acerca de la buena nueva (evangélion). Ciertamente, estos paralelismos no son casuales. Lucas quiere decirnos: lo que el emperador Augusto ha pretendido para sí se ha cumplido de modo más elevado en el Niño, que ha nacido inerme y sin ningún poder en la gruta de Belén, y cuyos huéspedes fueron unos pobres pastores.
Reiser subraya con razón que en el centro de ambos mensajes está la paz y que, en este sentido la PAX CHRISTI no está necesariamente en contraste con la PAX AUGUSTI. Pero la paz de Cristo supera la paz de Augusto, como el cielo está muy por encima de la tierra... La comparación entre los dos tipos de paz no ha de ser considerada, pues, de modo unilateralmente polémico. En efecto, Augusto 'ha establecido durante 250 años la paz, la seguridad jurídica y un bienestar, que hoy muchos países del antiguo Imperio romano todavía sólo pueden soñar'. Se deja totalmente a la política el propio espacio y la propia responsabilidad. Pero cuando el emperador se diviniza y se reivindica cualidades divinas, la política sobrepasa sus propios límites y promete lo que no puede cumplir. En realidad, ni siquiera en el período áureo del Imperio romano la seguridad jurídica, la paz y el bienestar estuvieron exentos de peligro, ni jamás se lograron plenamente...
El reino anunciado por Jesús, el reino de Dios, es de carácter diferente. No se refiere sólo a la cuenta mediterránea y tampoco únicamente a una determinada época. Concierne al hombre en la profundidad de su ser; lo abre hacia el verdadero Dios. la paz de Jesús es una paz que el mundo no puede dar (Jn 14,27). Aquí se trata en definitiva de la cuestión sobre el significado de redención, liberación y salvación. Una cosa es obvia: Augusto pertenece al pasado; Jesucristo en cambio es el presente y es el futuro: 'el mismo ayer hoy s siempre' (Hb 13, 8)."
En la imagen la tapa de un profundo ensayo de Rubén Calderón Bouchet para comprender la conformación del poder político en la Roma antigua
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