La política de los Austrias se propuso salvar el Imperio cristiano medieval y extenderlo por todo el orbe. Esto se pone de manifiesto en el esfuerzo que la Corona Castellana llevó adelante durante los siglos XVI y XVII, atendiendo a los tres frentes que se le presentaban:
En el Este de Europa: La amenaza de los turcos fue permanente, y a pesar de la victoria de Lepanto en 1571, la presión otomana no cedió, llegando a mediados del siglo XVII a las puertas mismas de Viena.
En el Centro de Europa: El estallido de la Reforma Protestante había venido a fragmentar al viejo Imperio Cristiano, rompiendo su Unidad religiosa. La lucha contra la “herejía” se convirtió en una prioridad de los Monarcas españoles.
En América: Las pérdidas sufridas en Europa, y las amenazas constantes por parte de los turcos, se vieron compensadas por la construcción de una HISPANIDAD CRISTIANA en el Nuevo Mundo, fundada en:
El mestizaje, de donde procederá el elemento criollo,
La evangelización y el desarraigo del Paganismo,
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