EL "OTOÑO" DE LA EDAD MEDIA

(Este gran período del Medioevo) exhibe síntomas de decadencia a comienzos del siglo XIV; una decadencia que se acentuó rápidamente durante el siglo XV. Cada vez más se dudaba de la Fe, gracias a la cual vivíamos, así como de la autoridad moral sobre la cual todo descansa. Debido a ello la sociedad cristiana tuvo que soportar una fuerte presión  que amenazaba dislocarla, perdiendo paulatinamente su estabilidad hasta que, por fin, a principios del siglo XVI, sobrevino la explosión temida y esperada durante tanto tiempo: en lenguaje corriente, este desastre ha sido llamada ‘La Reforma’.

     Desde ese momento en adelante, durante los siglos XVI, XVII y XVIII y parte del XIX, habiéndose debilitado el principio vital sobre el cual su vida dependía, nuestra cultura perdió su unidad, entrando en un proceso de descomposición creciente. Esta circunstancia adversa fue acompañada por un rápido progreso del conocimiento procedente del exterior, conocimiento referente a la ciencia y al dominio del hombre sobre las cosas materiales; pero al mismo tiempo perdiendo su asidero en las verdades espirituales. Era el reverso de lo que había sucedido al principio de nuestra civilización. Entonces nuestra religión salvó al mundo antiguo precisamente cuando éste iba a perecer, creando una cultura nueva…” (HILAIRE BELLOC. La crisis de nuestra civilización, p. 9)




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