“Hay dos problemas históricos de importancia vital para nuestra raza. Entenderlos adecuadamente es entendernos…
El primero de esos problemas es la conversión del Imperio Romano al Catolicismo. ¿Cómo llegó a ser bautizado el mundo pagano? ¿Qué creó la Cristiandad? El segundo es el desastre del siglo XVI. ¿Cómo llegó la Cristiandad a naufragar? ¿Qué causó la Reforma?...
A pesar de que la oculta fuerza impulsora de la Reforma residió en la avaricia de los príncipes, mercaderes y caballero, ella fue, en su superficie externa, un movimiento doctrinal. Exteriormente, fue una tentativa para erradicar ciertas doctrinas… del conjunto del esquema católico. Pero el terreno para su triunfo no fue preparado por las novedades doctrinales…
No fue así. La característica más saliente del proceso que se extendió por espacio de doscientos años antes de la Reforma, no fue el crecimiento de una nueva doctrina, sino el debilitamiento de la autoridad moral dentro de la organización temporal y espiritual de la Iglesia.
Luego del triunfo católico del siglo XIII, la extirpación del cáncer albigense, la aparición y florecimiento de dos grandes órdenes populares: franciscanos y dominicos, el efecto profundo de los grandes concilios de la Iglesia y la cosificación de la filosofía y la teología por el genio supremo e Santo Tomás, se abatió sobre las circunstancias temporales o políticas de la Iglesia un primer infortunio, que fue la transformación del Papado en un poder local. Se tornó casi en órgano de la monarquía francesa…
Lo que ocurrió no fue exactamente la conquista del Papado por el rey de Francia, sino la emigración del papa, debido a una serie de causas, de su sede y residencia natural en Roma, a Aviñón, sobre el Ródano. Técnicamente, Aviñón no formaba parte de los dominios del rey de Francia…
Una vez establecido el papado en Aviñón, las intrigas del rey de Francia y las fuerzas de los hechos condujeron a una sucesión de papas franceses…
Después de que este exilio largo y antinatural del papa en Aviñón hubo realizado su obra de debilitamiento de la plena autoridad de la Santa Sede, los inconvenientes de la situación fueron acrecentados por los propios esfuerzos que se realizaron para ponerle remedio. Luego de que los papas estuvieron en Aviñón durante todo el tiempo de una vida humana (1307-1377), Santa Catalina logró que el Papado retornara a Roma.
Esta saludable revolución fue contradicha de inmediato. Contra el verdadero papa de Roma, se eligió, por empeño de Francia, otro papa en Aviñón, y así comenzó lo que se conoce históricamente como el Gran Cisma de Occidente: un papa enfrentado a otro papa. En diferentes sectores de Europa se prestaba obediencia: unos al papa de Aviñón, otros al papa de Roma. El simple efecto mecánico de esa lealtad dividida era destructivo…
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