EL SIGLO XV Y EL FINAL DE LA EDAD MEDIA

 "Con el siglo XV habían de sobrevenir las prueba y la tentación supremas. La caída de Constantinopla y el abandono de Grecia, el redescubrimiento del pasado clásico, la imprenta, los nuevos grandes viajes-la India, al este; América, al oeste-, habían llevado a Europa (en el corto lapso de una vida humana, entre 1452 y 1515) repentinamente a una tierra nueva, mágica y peligrosa.

     A las provincias europeas, sacudidas por una tempestad intelectual de descubrimientos físicos, perturbadas por una expansión abrupta e indigerida del mundo material, de las ciencias físicas y del conocimiento de la antigüedad, les ería ofrecido un fruto que cada una podría probar a voluntad, pero cuyo gusto habría de llevar a males que ningún ciudadano europeo habría soñado hasta entonces; a cosas que hubieran hecho temblar a los criminales intrigantes y crueles tiranos del siglo XV, si les hubiera sido dado contemplarlas, y a un desastre que casi volcó la nave de nuestra historia, haciendo que se perdiera para siempre su carga de letras, de filosofía, de artes y el resto de nuestra potencialidad.

     Ese desastre se llama comúnmente la 'Reforma'." (HILAIRE BELLOC. Europa y la Fe. Editorial Sudamerica. Buenos Aires. 1967, pp. 216-217)





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