ACERCA DE LA MODERNIDAD

 La Modernidad es un período de profundas transformaciones de la vida humana cuyo inicio podemos ubicar alrededor del siglo XVI. La principal características tal vez sea el resquebrajamiento que empiezan a sufrir instituciones y concepciones que habían estructurado al alma humana durante siglos. Al mismo tiempo, se producen una vorágine de descubrimientos e invenciones que hacen "saltar por los aires" todas las ideas que se tenían del mundo hasta entonces. Nuevas realidades y posibilidades se abren a los hombres para siempre... al mismo tiempo que profundos desgarros interiores.

     Nos dice Marshall Berman en su obra Todo lo sólido se desvanece en el aire:

     "...la historia de la modernidad, la he dividido en tres fases. En la primera fase, que se extiende más o menos desde comienzos del siglo XVI hasta finales del XVIII, las personas comienzan a experimentar la vida moderna; apenas si saben con qué han tropezado...(La) segunda fase comienza con la gran ola revolucionaria de la década de 1790. Con la Revolución francesa y sus repercusiones, surge abrupta y espectacularmente el gran público moderno. Este público comparte la sensación de estar viviendo una época revolucionaria, una época que genera insurrecciones explosivas en todas las dimensiones de la vida personal, social y política. Al mismo tiempo, el público moderno del siglo XIX puede recordar lo que es vivir, material y espiritualmente, en mundos que no son en absoluto modernos...En el siglo XX, nuestra fase tercera y final, el proceso de modernización se expande para abarcar prácticamente todo el mundo y la cultura del modernismo en el mundo en desarrollo consigue triunfos espectaculares en el arte y el pensamiento. Por otra parte, a medida que el público moderno se expande, se rompe en una multitud de fragmentos...(y) la idea de la modernidad (pasa a ser) concebida en numerosas formas fragmentarias..." (pp. 2-3)

     Berman nos presenta en su obra la disyuntiva entre el proceso de la Modernidad y la percepción que las diversas subjetividades tienen de esa Modernidad. Con respecto al proceso, nos describe las grandes transformaciones del siglo XIX:

     "Es un paisaje de máquinas de vapor, fábricas automáticas, vías férreas, nuevas y vastas zonas industriales; de ciudades rebosantes que han crecido de la noche a la mañana, frecuentemente con consecuencias humanas pavorosas; de diarios, telegramas, telégrafos, teléfonos y otros medios de comunicación de masas que informan a una escala cada vez más amplia..." (pp. 4-5)

     Al mismo tiempo se refiere a las "inmensas organizaciones burocráticas que tienen el poder de controlar, y a menudo de destruir, las comunidades, los valores, las vidas..." (Prefacio). También habla de "un mercado mundial siempre en expansión que lo abarca todo, capaz del crecimiento más espectacular" (p. 5)

     Lo que nos interesa de esto último es la referencia a una maquinaria burocrática que se desarrolla durante este período, y a la que bien se le puede hacer una profunda y radical crítica por derecha (valga la paradoja). El español Elio Gallego se refiera a esta maquinaria que se va consolidando como consecuencias de las revoluciones sociopolíticas de los últimos dos siglos: 

     "...el Estado moderno lo que pretende es organizar y proporcionar al hombre moderno su ‘seguridad social’. De tal modo ‘que –en palabras de Dawson- incluso el nacimiento y la muerte, la enfermedad y la pobreza, ya no sitúan al hombre cara a cara con las últimas realidades, sino que sólo le ponen en mayor dependencia del Estado y de su burocracia, hasta el punto de que todas las necesidades humanas  pueden solucionarse llenando el apropiado formulario’...
El mundo de hoy (es) un mundo caracterizado por la hegemonía de las masas, en su búsqueda insaciable de consumo y bienestar. Un mundo de intervencionismo estatal abrumador, donde el Estado tiende a cubrir y regular todas las dimensiones de la vida de la ‘cuna a la tumba’, y que recauda y distribuye aproximadamente la mitad de la riqueza nacional.”

Uno de los grandes críticos de la evolución política de la Modernidad es Tocqueville. Nos dice al respecto el gran autor conservador Russell Kirk:

"Tocqueville debería ser leído porque fue el mejor amigo que la democracia haya tenido jamás, y su más cándido y juicioso crítico...
En la frase 'despotismo democrático', que adoptó Tocqueville...describe el enigma de la sociedad moderna. El análisis del despotismo democrático es su supremo logro como político teórico, como sociólogo, liberal y conservador...
Tocqueville teme que la sociedad humana sea reducida a una organización parecida a la de los insectos. Lo que Tocqueville quiere conservar con su lucha es la variedad, la individualidad, el progreso." (La mentalidad conservadora en Inglaterra y Estados Unidos)

Agustín Laje nos dice, por su parte, que "la sociedad moderna es una sociedad dominada por el Estado. Tal es el rasgo político más sobresaliente de la modernidad. Así, el Estado, que logra estabilizar, expandir e intensificar su dominio, regula la vida en sociedad como una instancia de poder ubicada por encima de ella misma, y de la cual dependen en gran medida las relaciones sociales." (La batalla cultural. Reflexiones críticas para una nueva derecha, p. 82)

Las breves reflexiones que hemos compartido nos ayudan a comprender la gravedad del poder desmesurado que cobra la maquinaria estatal en la sociedad moderna, poder que es manejado tras bambalinas por minorías invisibles puestas al servicio de las ideologías más aberrantes que ponen en riesgo la vida y la libertad de las personas.






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