"Lo esencial sobre los fundamentos de la teología de las imágenes...(se resume en) las palabras de los ángeles a los apóstoles: 'Este Jesús que acaba de subir de vuestro lado al cielo, vendrá como lo habéis visto marcharse' (Hch 1, 11). Sus miradas se dirigían a aquel que se separaba de ellos. La promesa de que regresaría, 'del mismo modo' en que ellos le habían visto alejarse, lleva consigo para los discípulos que se quedaban aquí, para la Iglesia, el encargo de mantener despierta la memoria de su rostro. El icono es una expresión de esta memoria viviente: no conmemora solamente un hombre de un pasado lejano, sino a aquel que en cuanto hombre mediante su sufrimiento y su cruz fue glorificado, que ahora vive 'e intercede por nosotros ante el Padre' y cuyo regreso ha sido prometido. El icono es un eslabón entre encarnación y parusía, entre la primera y la última venida del Señor. El icono no sólo mantiene viva la memoria de la encarnación, sino que recuerda constantemente la segunda venida de Cristo prometida. Por todo esto la Iglesia oriental considera el icono de Cristo como un elemento imprescindible de la confesión de fe cristiana. En el icono ve una 'síntesis' del Credo." (CRISTOPH SCHÖNBORN, El icono de Cristo)
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