"Mi propia experiencia en esta materia descansa especialmente en el área histórica. Toda la historia de Europa aparece completamente diferente, cuando uno la ve, en general, desde el punto de vista de los franceses o italianos cultos, de lo que aparece a los ojos de los ingleses o estadounidenses católicos.
Tanto es así, que una afirmación que es un lugar común en cualquier lugar de Europa, se presenta como una paradoja a la mayoría de los católicos de Inglaterra.
El pasado, especialmente el pasado remoto, es otro mundo para ellos. Todas las mías a la ruptura de la Cristiandad en el siglo XVII, todos los ataques a nuestros héroes, toda la adulación a nuestros peores enemigos, todos los escarnios sobre las naciones que conservaron la Fe, toda la admiración por los príncipes y políticos que la destruyeron, todo eso lo debemos absorber en los libros con los que nos alimentamos. El ridículo y el odio hacia los últimos Estuardos de Inglaterra y hacia Luis XIV...;...el respeto hacia la Casa de Orange; la insistencia en la decadencia de España; todo esto y la gran masa de letras inglesas, nos entrenan en un alegato especial contra la Fe. Tampoco tenemos...un cuerpo importante de verdadera historia...para contrarrestar este flujo de propaganda.
...el católico, aún en un entorno tan desfavorable, tiene una doble ventaja sobre sus oponentes... Él sabe mucho más sobre los otros que lo que los otros saben sobre él." (SOBREVIVIENTES Y RECIÉN LLEGADOS)
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