"Resumiendo...el Catolicismo ha puesto en orden y concierto todas las cosas humanas. Ese orden y ese concierto, relativamente al hombre, significan que por el Catolicismo el cuerpo ha quedado sujeto a la voluntad, la voluntad al entendimiento, el entendimiento a la razón, la razón a la fe, y todo a la caridad, la cual la virtud de transformar al hombre en Dios, purificado con un amor infinito. Relativamente a la familia significan que por el Catolicismo han llegado a constituirse definitivamente las tres personas domésticas, juntas en uno, con dichosísima lazada. Relativamente a los gobiernos, significan que por el Catolicismo han sido santificadas la autoridad y la obediencia, y condenadas para siempre la tiranía y las revoluciones. Relativamente a la sociedad, significan que por el Catolicismo tuvo fin la guerra de las castas, y principio la concertada armonía de todos los grupos sociales; que el espíritu de asociaciones fecundas sucedió al espíritu de egoísmo y de aislamiento, y el imperio del amor al imperio del orgullo. Relativamente a las ciencias, a las letras y a las artes, significan que por el Catolicismo ha entrado el hombre en posesión de la verdad y de la belleza, del verdadero Dios y de sus divinos resplandores. Resulta, por último, de cuanto llevamos dicho hasta aquí, que con el Catolicismo apareció en el mundo una sociedad sobrenatural, excelentísima, perfectísima, fundada por Dios, conservada por Dios, asistida por Dios; que tiene en depósito perpetuamente su eterna palabra; que abastece al mundo del pan de la vida; que no puede engañarse ni puede engañarnos; que enseña a los hombres las lecciones que aprende de su Divino Maestro, que es perfecto trasunto de las divinas perfecciones, sublime ejemplar y acabado modelo de las sociedades humanas." (JUAN DONOS CORTÉS, en el Ensayo...)
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