"...el hombre español es un ser que se ha perfilado y definido claramente al realizarse en la Historia. En el Siglo de Oro se define a sí mismo como defensor de la dogmática católica que informa toda su vida social y es defendida por él a sangre y fuego por el mundo. Todavía en la guerra de Sucesión, a principios del XVIII, es la definición católica la que da a la guerra sentido definitivo...Más tarde, cuando la revolución religiosa que España combatió en el siglo XVI y el XVII, decanta en consecuencias políticas, España rechaza el nuevo esquema constitucional, derivado de principios naturalistas..., primero en 1793; luego en la guerra de la Independencia, estremecida de inspiraciones teológico-políticas; luego, en la guerra realista o de la Constitución (1820)...y, finalmente, en las guerras carlistas...Los españoles pelean entre sí su secular pleito religioso, ya convertido en político e introducido en nuestra Patria. El mismo pleito que decantará luego en consecuencias sociales y dará lugar, a vida o muerte, a la guerra civil de 1936." (RAFAEL GAMBRA. La primer aguerra civil de España. 1821-1823. Historia y meditación de una lucha olvidada)
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