SARMIENTO Y LA PATRIA VIEJA, A SU PESAR

 JORDÁN BRUNO GENTA  en su opúsculo "Sarmiento y la masonería" afirma en las conclusiones:

     "Hemos querido reunir un número suficiente de testimonios irrecusables...a fin de poner en evidencia la línea ideológica invariable que siguen sus escritos y sus hechos públicos.

     En Argentina, lo mismo que en Chile o en Estados Unidos; a los 30 años, lo mismo que a los 50 o a los 70 años de su agitada existencia; cuando se declara ciudadano chileno, lo mismo que al asumir la Presidencia de la República o el cargo de Gran Maestre de la Masonería Argentina; en todo lugar, tiempo y circunstancias, Sarmiento, 33, mantiene la misma posición  en sus ideas y en sus actos: el liberalismo extremo en materia religiosa, filosófica y política."  (Sarmiento y la Masonería. Ediciones del Restaurador. Buenos Aires. 1949, p. 13)

     Nosotros nos propondremos mostrar que Sarmiento en sus escritos, a pesar de todo, da testimonio de la Patria Vieja. En efecto, al leer algunas de sus principales obras se manifiesta, por doquier, aquella Argentina criolla, hispana, católica, "tridentina", "reaccionaria", de la que él, en muchas ocasiones, reniega. 

     Vamos a empezar esta serie de artículos transcribiendo algunos textos de "Recuerdos de Provincia" en los que "aparece" esa Patria Vieja.

     Comienza su obrita describiéndonos la antigua ciudad de San Juan:

     "A pocas cuadras de la plaza de Armas de la ciudad de San Juan, hacia el norte, elevábanse no ha mucho tres palmeros solitarios, de los que quedan dos aún...Es el palmero planta exótica en aquella parte de las faldeas orientales de los Andes, como toda la frondosa vegetación que, entremezclándose con los edificios dispersos de la ciudad y alrededores, atempera los rigores del estío, y alegra el ánimo del viajero cuando, atravesando los circunvecinos secadales, ve diseñarse a lo lejos las blancas torres de la ciudad sobre la línea verde de la vegetación...

     Los edificios de la vecindad de aquellos palmeros están amenazando ruina, muchos de ellos habiéndose ya destruido, y pocos sido edificados. Por los apellidos de las familias que lo habitaron, cáese en cuenta que aquél debió ser el primer barrio poblado de la ciudad naciente; en las tres manzanas en que están aquellas plantas solariegas, está la casa de los Godoyes, Rosas, Oros, Albarracines, Carriles, Maradonas, Rufinos, familias antiguas que compusieron la vieja aristocracia colonial. Una de aquellas casas...tiene una puerta de calle antiquísima y desbaratada, con los cuencos en el umbral superior, donde estuvieron incrustadas letras de plomo, y en el centro el signo de la Compañía de Jesús. En la misma manzana, y dando frente a otra calle, está la casa de los donde se conserva un retratro romano de un jesuita Godoy, y entre papeles viejos encontróse, al hacer inventario de los bienes de la familia, una carpeta que envolvía manuscritos con este rótulo: 'Este legajo contiene la Historia de Cuyo por el abate Morales, una carta topográfica y descriptiva de Cuyo, y la probanza de Mallea'...

     He aquí, pues, el leve y desmedrado caudal histórico que pude por muchos años reunir sobre los primeros tiempos de San Juan: aquellas palmas antiguas, la inscripción jesuítica y la carpeta casi vacía. Pero una de las palmas está en casa de los Morales, la inscripción de plomo señala la morada del jesuita, y la leyenda quedaba para mí explicada. Practícanse diligencias en Roma y Bolonia en busca de los manuscritos abolengos, y no pierdo la esperanza de darlos a la luz pública un día."

   


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