"Mi noble y antiguo amigo el doctor Manuel A. Fresco me ha hecho el honor de solicitarme prologue su libro Ideario Nacionalista.
No aceptaría si no estuviera convencido de que el doctor Fresco, en la hora inicial del Nacionalismo argentino, representa la toma de conciencia de un hombre verdaderamente libre. Se aparta del partido que lo llevó al poder, enjuicia y combate al régimen y tiene valor moral, casi desconocido entre nosotros de reconocer los errores de sus primeros pasos en la política nacional, de aceptar el aislamiento y la calumnia con entereza ejemplar.
El régimen no perdona a los que rompen el cerco, como no perdona la Masonería a los que se liberan de su yugo satánico.
Se necesita hombría de bien para separarse de un partido que lo llevó a gobernar nada menos que la provincia de Buenos Aires y tener la decisión de romper todas las ataduras, proclamando la inoperancia de los partidos políticos, la caducidad del régimen demoliberal y la aberración de la soberanía popular. Inicia así el duro camino del Nacionalismo que no promete seguridades, ni halagos, ni honores; que hace de los amigos fáciles de ayer los más enconados enemigos; que entrega la fama al sucio manoseo de una prensa impúdica y venal. Prensa amordazada para todo lo que sea defensa de la integridad moral y material de la Patria, y esclavizada a intereses extranjeros, al odio de clases y a las Internacionales del oro y del resentimiento.
Algunos nacionalistas circunstanciales pretenden invalidar la palabra y la obra del doctor Fresco, recordando su actuación pública como miembro de un partido del régimen; pero no pueden ofrecer en su propios hechos, nada comparable a lo que el ex gobernador de Buenos Aires fue capaz de realizar de valioso y perdurable en su administración, a pesar del partido y del régimen..."
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