Durante la década del 60, en medio de una situación internacional, iberoamericana y nacional muy particular, el Nacionalismo sufrió un proceso de fraccionamiento y de desviación de muchos de esos fragmentos de las fuentes originales de las que se había nutrido el Nacionalismo inicial. En medio del contexto de Guerra Fría -a nivel global-, de irrupción de la guerrilla armada marxista en nuestro continente -sobre todo a partir de la experiencia cubana-, y de proscripción del Peronismo; hubo sectores nacionalistas que se fueron alejando del ideal restauracionista que inspiró al movimiento en sus inicios allá hacia finales de los años 20 y que se volcaron hacia un objetivo "liberacionista". Eran los tiempos en los que se hablaba contra el "imperialismo" y a favor de la "liberación nacional", y muchos nacionalistas fueron confundidos en un tiempo de gran confusión. Creyeron que la Patria se identificaba con los "sectores populares", que éstos se correspondían con la "clase obrera", y que la misma sería la gran protagonista de una revolución "contra el imperialismo" -aliado a la oligarquía local- por la construcción del socialismo.
En medio de semejante confusión, acompañada de tremendos desórdenes sociales, Jordán Bruno Genta salió a esclarecer el tema, en 1972, a través de un escrito al que denominó "EL NACIONALISMO ARGENTINO".
¿Qué ensenó el maestro en dicho opúsculo? En primer lugar señaló el error: la nuevas corrientes pseudonacionalistas se fundaban en tres errores:
1- El populismo: los nacionalistas "de izquierda" afirmaban que actuaban en nombre del "pueblo". La palabra "pueblo" llenaba la semántica de la época. Detrás de esta palabra-mito se descubría el falso dogma de la "soberanía popular", concepto de origen rousseauniano que irrumpió con fuerza a partir de la Revolución Francesa, oponiendo la "Soberanía del Pueblo" a la Soberanía de Dios.
2- El clasismo: los esquemas teóricos de estos grupos pseudonacionalistas recurrían a la dialéctica marxista, reivindicando ser la vanguardia de la "clase obrera", la cual sería la protagonista de una revolución que transformaría radicalmente la sociedad.
3- El socialismo: La revolución llevada adelante por la clase obrera tendría por objeto establecer el socialismo. Muchos en aquellas décadas pensaban que el mundo marchaba hacia la instauración global de un sistema colectivista.
Frente a semejantes errores, Genta sale a la palestra a aclarar la situación y a mostrar cuáles son los verdaderos principios del Nacionalismo. En primer lugar, frente al mito de la "soberanía popular", mostró cómo todo Orden Social sano está fundado en una Jerarquización. En segundo lugar, contra la dialéctica marxista obrerista, mostró que el verdadero Nacionalismo procura integrar a todas las clases tras la bandera de la Patria. Finalmente, contra el ideal socialista proclamó la necesidad de instaurar la Nación en Cristo. Contra el socialismo, la verdadera respuesta era el cristianismo.
Jordán Bruno Genta señalaba que esta defensa del verdadero Nacionalismo debía fundarse en la VERDAD (definiendo lo que las cosas SON), la JERARQUÍA (que permitiera restaurar el Orden), y el SACRIFICIO (la defensa de estas verdades exigía una fidelidad radical, llegando hasta el testimonio de la sangre). Queda claro que Jordán fue FIEL hasta el final.
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