María Tudor, hija de Enrique VIII y su esposa legítima Catalina de Aragón, procuró frenar el proceso desencadenado por la Revolución Protestante en Inglaterra. Como tantas veces ocurrió a lo largo de la historia de la Revolución y de la Contrarrevolución, María debió recurrir a la represión para intentar revertir el proceso. Y como tantas otras veces, la historia posterior presentó a quien defendió el orden como un ser siniestro y sanguinario, disimulando los crímenes -siempre más terribles- de los agentes de la Revolución. Por eso la historia protestante presentó a María la Católica como María la "sanguinaria".
A continuación presentamos dos textos de grandes historiadores sobre el tema:
"Los comienzos de este período de 1553...(fue) en verdad halagüeño, pues con María Tudor se introdujo de nuevo el catolicismo en Inglaterra...
Contaba a la sazón treinta y ocho años y poseía la experiencia de una vida sumamente agitada entre grandezas y persecuciones, en las cuales se había conquistado cierta aureola de estima popular por su fidelidad a la religión católica...
...desde un principio manifestó su decisión de volver a todo su reino a la fe católica...
...María siguió en un principio una política de relativa moderación...Solamente cuando Cranmer salió al público con un violento escrito polémico contra la misa fue encarcelado en la Torre de Londres.
Para dar más fuerza a su decisión de restablecer la unidad católica, María obtuvo del Parlamento la disposición de volver todas las cosa al estado en que se hallaban a la muerte de Enrique VIII. Así, pues, conforme a este principio, se impuso de nuevo el celibato a los eclesiásticos; la Corona devolvió a la Iglesia todos los bienes eclesiásticos que estaban en su poder; el obispo Gardiner consagró a diversos sacerdotes con el objeto de sustituir a los obispos protestantes. Más aún: con el deseo de facilitar a los grandes su vuelta al catolicismo, se obtuvo de Julio III una bula por la que la Iglesia renunciaba a los bienes eclesiásticos confiscados durante los dos reinados recientes...
(Dentro de esta política católica podemos incluir) la decisión de la reina de contraer matrimonio con...Felipe II...
(En este contexto) se intensificó más y más la campaña anticatólica (de los opositores)...Por esto no es de sorprender que María la Católica, que había iniciado su reinado con el firme deseo de proceder con moderación, entrara ahora por el camino de las medidas rigurosas...
(María murió) el 15 de noviembre (de 1558) dejando por terminar la obra de unificación..."
(LLORCA-GARCÍA VILLOSLADA, "Historia de la Iglesia Católica")
"María Tudor emprendió con toda energía la confirmación de la religión nacional, y el esquema social en el cual los ingleses habían transcurrido todas sus vidas, lo mismo que sus antepasados desde que Inglaterra existía...
El punto esencial era que los muy acaudalados nuevos millonarios que se habían cebado sobre las ruinas de la Iglesia sintieron que estaban en peligro...
El resultado fue que, cuando María, que aún no tenía cuarenta y tres años, murió, todo el gran grupo que se había beneficiado del saqueo de la religión, fuera con los chelines o con lo que hoy llamaríamos millones, se complotó, no sólo para colocar en el trono a Isabel, su hermana...para convertir el advenimiento de Isabel en el medio para desarraigar, gradual y diligentemente, la religión del pueblo inglés."
(HILAIRE BELLOC, "Asó ocurrió la Reforma")
Sí, los revolucionarios siempre estigmatizan a los restauradores denunciando sus verdaderos crímenes y acusando de criminal la legítima represión de todo lo que sea subversivo, cuando en realidad los verdaderos criminales son ellos, y los más grandes. Me encanta ese concepto presente en más de un artículo de este blog.
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