En las últimas horas hemos tenido el "gusto" de "gozar" (valga la redundancia) de una entrevista televisiva al "gran" Loris Zanatta, historiador de la Universidad de Bolonia, "especialista" en peronismo, populismo y "nacionalcatolicismo". Se ha despachado contra el al kirchnerismo identificándolo, en forma absoluta, con el peronismo -identificación a la que nos tienen acostumbrados los medios "gorilas"-. En todos estos intelectuales y comunicadores se percibe un verdadero espanto ante tamaño mal. Compartimos el horror que el malandraje K provoca a tantos. Sin embargo no estamos totalmente de acuerdo en la identificación absoluta que se hace del kirchnerismo -socialdemocracia acomodada al Nuevo Orden Mundial- con el peronismo, y mucho menos con el "nacionalcatolicisimo" -el "mito" de la Nación Católica", diría el "amigo" Loris- . En efecto, según este señor, la raíz última del mal del peronismo es que en sus inicios se nutrió de ese mal absoluto que es la verdad histórica (evidencia que él niega) de que la Nación Argentina -como todas las naciones hispanas- tienen un origen profundamente católico. Dicha identidad fue desfigurada (sostenemos nosotros) por el Liberalismo en la segunda parte del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Con el objeto de restaurar aquella identidad original nació el Nacionalismo. La década del 30 se caracterizó por la confrontación cada vez más intensa entre la concepción liberal y la nacionalista. Cuando a comienzos de los años 40 irrumpió el Peronismo, éste -en sus inicios- se nutrió, en parte, de la concepción nacionalcatólica. Después la "planta" creció, a su alrededor brotó mucha "cizaña", muchísimo "yuyo", y terminó en cualquier cosa. Sin embargo, muchos antiperonistas cuando atacan al peronismo atribuyen todos sus males a aquél "pecado de origen". Tal es el caso de nuestro "amigo" Loris. Quien frente a la "fe" que el peronismo impone (utiliza estos términos de origen religioso, que nos indican claramente hacia donde apunta sus dardos), propone los valores de la República liberal, fundada en un "marco jurídico" (no en un "mito" previo al dicho ordenamiento, como sería el "creer" que la Nación se fundó originalmente sobre los valores del catolicismo). Esta República se caracterizaría por estar sustentada en partidos "moderados", en el "debate parlamentario", en el respeto a la letra de la Constitución; en definitiva, en el origen "contractual" de la nación. O sea, y más allá del debate que el peronismo y el antiperonismo generan -que no es lo que nos interesa tratar en estas breves líneas- lo que se descubre detrás de estas argumentaciones de don Loris, y de su entrevistadores, es el ataque a la verdad histórica de la "Nación Católica" a la que se le opone el mito de la República liberal.
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