Se denomina Modernidad o Edad Moderna al período que sigue a la Edad Media o Medioevo, que continúa con muchas de las innovaciones producidas a fines del mismo pero al mismo tiempo produce una profunda ruptura. Se suele poner como punto de inflexión el año 1453, año de la caída de Constantinopla en poder de los turcos o el año 1492, año del Descubrimiento de América. Ya sea uno u otro, queda claro que se señala como punto de quiebre el siglo XV, centuria en la que se suelen ubicar los movimientos artístico y literario del Renacimiento y el Humanismo. Desde el punto de vista de los libros de Historia se suele extender este período hasta finales del siglo XVIII, cuando se producen las Revoluciones Francesa e Industrial (se suele tomar al año de comienzo de la primera -1789-, como punto de ruptura). Aunque es cierto que desde el punto de vista filosófico, cultural, literario, y sociológico, se suele tomar como un todo a la Modernidad y a los siglos XIX y XX, cuyos valores centrados en una definición unívoca de hombre, en la racionalidad, en el desarrollo de la ciencia y su concepción newtoniana, le da continuidad a toda una época. Con la llamada Postmodernidad, caracterizada por la ruptura de los grandes paradigmas modernos: la “fe en la Razón”, la concepción eurocéntrica de la cultura, la concepción nenwtoniana; en su lugar el postmodernismo se caracteriza por el irracionalismo, llegando en algunos casos extremos al nihilismo absoluto (“La insoportable LEVEDAD del ser”, es tan leve el ser que termina siendo nada...).
La Modernidad se “construyó” en OPOSICIÓN a la cultura medieval, que era una cultura centrada en los ámbitos monásticos y universitarios, y que a partir del siglo XIII lleva un sello fuertemente aristotélico, y es una cultura fundamentalmente teológica. Su método se centra en la lectura (lectio) y comentario de diversos autores, en particular Aristóteles, y los Padres de la Iglesia. Luego se generaba el debate (disputatio), que sería la expresión en el ámbito académico de lo que eran los Torneos entre la Nobleza. Foucault en “Las Palabras y las Cosas” describe esta cultura como fundada en la lectura. Esta cultura ESCOLÁSTICA, se desarrollaba en latín, y en la última parte del Medioevo dio lugar a excesos, caracterizados por generar debates nimios, que llevaban a hacer comentarios del comentario del comentario.
Como reacción los representantes del Humanismo, a partir del siglo XV, va a procurar IR DIRECTAMENTE A LAS FUENTES. Por este motivo surge un interés muy profundo por las LENGUAS. Se va a procurar leer a los antiguos en sus lenguas originales: GRIEGO Y LATÍN. Y la Biblia en sus fuentes, no ya la vulgata –versión latina- sino ir al texto original hebreo (Antiguo Testamento), y griego (Nuevo Testamento). Es el período de los grandes humanista: Vives, Moro, Erasmo.....En el ámbito del pensamiento político aparece Maquiavelo, que frente a la antigua concepción medieval monástica que producía los “Espejos de Príncipes”, que mostraban la figura de un príncipe justo e ideal, Maquiavelo va a poner el acento en la HABILIDAD, que debe tener el Príncipe para conservar su PODER. Esto se va dando en el contexto de la formación de las Monarquías nacionales, que evolucionan hacia el siglo XVII en Monarquías absolutas cuyo máximo representante fue LUIS XIV de Francia. En el ámbito económico se da la expansión comercial que va a permitir los inicios de un Capitalismo comercial y financiero, que hacia el siglo XVIII se va a convertir en industrial.
La cultura Moderna se diferencia de la Medieval porque frente al profundo acento eclesiástico que tenía ésta última, la primera va a tener una dimensión laica (aunque no totalmente: ahí están los movimientos de Reforma y Contrarreforma, que tuvieron un impacto muy importante en la Edad Moderna). Otra diferencia es el acento que la Modernidad pone en la RAZÓN (en el Medioevo eran la FE y la RAZÓN); por buscar experimentar más que comentar –creando un método inductivo, en oposición al método deductivo medieval- aplicable a las ciencias físicas más que nada, y que se va a expresar en el lenguaje de las matemáticas. Su figura central es Newton, que crea toda una concepción del universo, un universo perfectamente racional. Junto con la física se desarrollan obviamente la Astronomía, con Kepler –que descubre la órbita elíptica de los astros-, Galileo y el geocentrismo. Se desarrolla la química. Se inventan el Telescopio, el microscopio y el barómetro. Todo esto en el siglo XVII.
Desde fines del siglo XV se comenzaron a producir los viajes de Descubrimiento que también cambiaron la concepción del hombre con respecto al mundo. En medio de toda esa renovación surge la primera Utopía, escrita por Tomás Moro, que busca describir una sociedad ideal, en realidad inexistente.
En el siglo XVI se produce la Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero, que pone como centro de la FE el libre examen de la BIBLIA, dejando de lado la autoridad de la IGLESIA –la TRADICIÓN, el MAGISTERIO, y en el ámbito de la práctica religiosa, los SACRAMENTOS-. Como respuesta, la Iglesia convoca al CONCILIO DE TRENTO que reafirmó los puntos doctrinales negados por Lutero (y luego por los otros reformadores como Calvino), y realiza una Reforma profunda de la Iglesia. El Concilio duró desde 1543 hasta 1565. En medio de ese contexto, en 1540 San Ignacio de Loyola crea la Compañía de Jesús, los Jesuitas, que le van a dar una gran renovación a la Iglesia, manteniéndose en la fidelidad a la Ortodoxia. Van a considerar que la lucha que hay que darle a la Reforma es fundamentalmente cultural y se van a dedicar al estudio intensivo, no solo de la Filosofía y de la Teología, sino también de las Ciencias modernas (aparte de ser grandes misioneros, combinando ambas cosas, por ej. un jesuita llegó a ser astrónomo del Emperador de China). Para lograr estos objetivos, los jesuitas crearon importantes Colegios y academias, donde se educaron las figuras más importantes de los países católicos. En sus centros de estudios introdujeron un nuevo método que se denominó ratio studiorum.
Un alumno de los jesuitas fue Descartes, quien buscando contestar a muchas de las dudas que la cultura moderna planteaba, en realidad terminó imponiendo una gran ruptura con la Filosofía anterior al introducir la duda metódica, buscando llegar a las certezas a través de la duda, y al conocimiento no ya del SER, sino del PENSAR. Los autores medievales, se “paraban” ante el mundo captado por los sentidos (ante lo evidente), y a partir de ahí filosofaban. Descartes, con su “Pienso, luego existo”, no parte del SER, sino de su PENSAR. La filosofía se empieza a volcar sobre las ideas que hay en la mente del hombre, más que sobre las cosas. De aquí derivarán el Racionalismo, y luego el Idealismo. Mientras tanto en países como Inglaterra, patria de Newton, se desarrollará el Empirismo, que pone su acento en la experimentación de los “fenómenos”(físico y químico).
Todo esto repercutirá en el siglo XVIII, y se manifestará a través de la ILUSTRACIÓN. Los máximos representantes de la nueva filosofía serán entre el XVIII y el XIX, KANT y HEGEL.
Sí, totalmente, la modernidad implicó una ruptura con lo anterior, y la mal llamada reforma protestante tuvo un papel muy importante, lo que define esa ruptura es el comienzo de un proceso de apoatasía:
ResponderBorrarPapa Pío XI, Rerum omnium pertubationem, #4, 26 de enero de 1923: “… las herejías engendradas por la reforma [protestante]. Son en estas herejías que descubrimos los inicios de esa apostasía de la humanidad de la Iglesia, cuyos efectos tristes y desastrosos, incluso en la hora presente, son deplorables para toda mente justa”