CABALLEROS TEMPLARIOS Y HOSPITALARIOS

“Hacia 1118, un caballero francés, Hugo de Payens, fue a ver con ocho de sus compañeros al Rey Balduino, a quien solicitó ayuda para poner en marcha un plan que pretendía prestar protección a los peregrinos que se dirigían a Jerusalén. Procedían del estamento más noble de la sociedad… su congregación pretendía seguir el modelo de las órdenes monásticas, adoptando los votos de pobreza, castidad y obediencia absoluta al superior…
… Bernardo de Claraval, noble convertido en monje… fue el encargado de redactar la regla de la orden. Lo que necesitaban era que Balduino les cediera un espacio en el que establecerse, y el rey les asignó lo que… había sido el palacio real integrado al complejo de la mezquita de al-Aqsa, conocido por los cristianos como Templo de Salomón…
     La orden, que sólo se sometía a la autoridad del Papa, estaba bajo el mando de un gran maestre…
… Desde el principio, gracias sobre todo a la campaña de San Bernardo, los templarios recibieron grandes donaciones y cesiones de tierra tanto en Europa como en Palestina…
     Al sur (de la ciudad de Jerusalén) se extendía el barrio de los Hospitalarios, en cuyo centro destacaban el gran hospicio y la enfermería… Considerado por los visitantes que llegaban a Jerusalén como una maravilla, increíblemente hermoso ‘y muy bien dotado de habitaciones, camas y otros materiales para el uso de personas pobres y enfermas’, se decía que era lo bastante grande para albergar dos mil pacientes… El Hospital de San Juan de Jerusalén había sido fundado a finales del siglo XI como centro filantrópico dedicado a la atención médica de los peregrinos. Sus miembros acabarían siendo conocidos como Caballeros de San Juan y, hacia el año 1130 habían sumado a sus funciones sanitarias un papel militar.” (GEOFFREY HINDLEY, "Las Cruzadas. Peregrinaje armado y guerra santa")

   “Habiéndose fundado en 1118 la orden religiosomilitar de los templarios, Bernardo escribió para ella una suerte de apología a pedido del primer gran maestro Hugo de Paganis…
     ‘Ciertamente, dice, este soldado es intrépido y… su espíritu se halla armado del casquete de la fe, igual que su cuerpo de la coraza de hierro. Fortalecido con estas dos suertes de armas, no teme ni a los demonios, ni a los hombres’.” (RUBÉN CALDERÓN BOUCHET, Apogeo de la Ciudad Cristiana)

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