La educación del príncipe cristiano (Institutio principis Christiani, 1516), una de las obras político-morales más importantes escritas por Erasmo. Este tratado es del año 1516, y está dedicado al joven Carlos de Habsburgo (futuro emperador Carlos V). El texto se inscribe en el género del “espejo de príncipes”, pero con una impronta propia. Presentamos algunos aspectos del mismo:
-No es un manual técnico de gobierno
-No justifica el poder por la fuerza o la astucia
-Propone un modelo ético y cristiano del gobernante
-Su objetivo es formar la conciencia del príncipe, no solo su inteligencia política.
CONCEPCIÓN DEL PODER: Para Erasmo, el poder:
-No es un privilegio, sino una responsabilidad moral
-Tiene un carácter servicial
-Debe ejercerse en beneficio del pueblo
VIRTUDES QUE DEBEN CARACTERIZAR AL PRÍNCIPE:
-Justicia. Es la virtud central del gobernante
Sin justicia, el poder degenera en tiranía
La ley debe ser razonable y orientada al bien común
-Prudencia. Capacidad de deliberar con sensatez.
Escuchar consejos sabios
Evitar decisiones impulsivas
-Clemencia. Preferible al castigo severo
El príncipe debe inclinarse al perdón antes que a la crueldad
La dureza excesiva genera odio y rebelión
-Humildad. El príncipe no es superior moralmente a sus súbditos
Debe reconocer sus límites y errores
EDUCACIÓN DEL PRÍNCIPE:
1) Formación intelectual
-Conocimiento de la historia
-Lectura de los clásicos (con discernimiento)
-Dominio de la retórica y el lenguaje
2) Formación moral y religiosa
-Lectura constante del Evangelio
-Imitación de Cristo como modelo supremo
-Rechazo de la superstición y del formalismo vacío
La verdadera educación no es acumular saber, sino formar el carácter.
FORMACIÓN CRISTIANA DEL PRÍNCIPE: Erasmo no separa fe y política:
-El Evangelio es la norma última del gobierno
-La autoridad política debe reflejar el espíritu cristiano
-Gobernar bien es una forma de caridad
El príncipe cristiano debe preguntarse:
“¿Cómo gobernaría Cristo en mi lugar?”
Erasmo se aleja de la concepción secularizante del poder que inaugura en su tiempo el Florentino Nicolás Maquiavelo.
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