San Panciano de Barcelona (siglo IV) fue obispo de la sede barcelonesa y es una de las figuras más notables del cristianismo hispano en la Antigüedad tardía.
Contexto
Vivió entre 310 y 391 aprox.
Fue obispo de Barcelona durante el reinado de los emperadores Valentiniano I y Graciano, en una época marcada por la pervivencia del paganismo y las disputas con el donatismo.
Es uno de los pocos obispos hispanos de los primeros siglos de quienes tenemos escritos conservados.
Obra
Se le atribuyen tres obras fundamentales:
Liber de poenitentia (Libro de la penitencia)
Dirigido contra los novacianos, una secta rigorista que negaba la posibilidad de reconciliación a los bautizados que hubiesen cometido pecados graves (idolatría, adulterio, homicidio).
Panciano defiende la doctrina católica de la reconciliación mediante la penitencia eclesial, subrayando la misericordia de Dios.
De baptismo (Sobre el bautismo)
Obra en la que resalta la eficacia salvífica del bautismo como verdadero renacimiento espiritual.
Epistula ad Sympronianum
Carta dirigida a un novaciano de nombre Simproniano, en la que expone con claridad la fe de la Iglesia.
Aquí aparece una de las profesiones de fe más antiguas conservadas en Occidente, síntesis de la tradición nicena.
Espiritualidad y teología
Subraya la unidad de la Iglesia frente al cisma.
Destaca la misericordia divina como elemento central de la economía de la salvación.
Su teología está muy en línea con la gran tradición latina de la época (conexiones con San Ambrosio y San Agustín posteriores).
Culto
Es venerado como santo y padre de la Iglesia hispana.
Su memoria litúrgica se celebra el 19 de marzo en la archidiócesis de Barcelona.
Su prestigio fue tal que san Jerónimo lo menciona con gran respeto en su De viris illustribus.
En resumen: San Panciano de Barcelona es una de las voces más antiguas y autorizadas de la Iglesia hispana, defensor de la reconciliación de los pecadores, de la fe nicena y del bautismo como sacramento de vida. Su testimonio nos da una ventana muy valiosa a la vida eclesial en Hispania del siglo IV.
Transcribimos una reflexión de este Padre sobre el Bautismo:
"La substancia de nuestras almas es fecundada por la simiente celestial, se desarrolla en el seno de nuestra madre, la Iglesia, y cuando nos da a luz somos vivificados en Cristo. Por lo que dice el Apóstol: El primer hombre, Adán, fue un ser animado, el último Adán, un espíritu que da vida. Así es como engendra Cristo en su Iglesia por medio de sus sacerdotes, como lo afirma el mismo Apóstol: Os he engendrado para Cristo. Así, pues, el germen de Cristo, el Espíritu de Dios, da a luz, por manos de los sacerdotes, al hombre nuevo, concebido en el seno de la Iglesia, recibido en el parto de la fuente bautismal, teniendo como madrina de boda a la fe."
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