LAS DINASTÍAS QUE ESTUVIERON AL FRENTE DEL SACRO IMPERIO ROMANO

En la historia del Sacro Imperio Romano Germánico no hubo una sola línea continua, sino que distintas dinastías (casas nobiliarias) ocuparon el trono en distintos períodos. Tradicionalmente se suelen destacar cuatro grandes dinastías medievales que marcaron la evolución inicial del Imperio:

1. Dinastía Sajona u Otoniana (919-1024)

Fundada por Enrique I el Pajarero y consolidada por su hijo Otón I el Grande (962), considerado el fundador del Sacro Imperio.

Dio emperadores hasta Enrique II (†1024).

2. Dinastía Salia o Francona (1024-1125)

Comenzó con Conrado II el Sálico.

Incluye a Enrique III y Enrique IV (famoso por la Querella de las Investiduras).

Terminó con Enrique V (†1125).

3. Dinastía de los Hohenstaufen o Suabos (1138-1254)

Iniciada por Conrado III y seguida por Federico I Barbarroja y Federico II, figuras claves del medievo.

Su caída dejó paso a un período de interregno, conocido como "El Gran Interregno"

4. Dinastía de los Habsburgo (1273-1740)

Comenzó con Rodolfo I de Habsburgo.

A partir de 1438, los Habsburgo conservaron casi sin interrupción la dignidad imperial hasta Carlos VI (†1740).

Luego siguieron los Habsburgo-Lorena hasta la disolución del Imperio en 1806 con Francisco II.

EN LA IMAGEN el Emperador Otón III (julio de 980-23 de enero de 1002), quien fue el tercer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico perteneciente al linaje de los Otones.

El emperador Otón III hizo de Roma el centro administrativo de su imperio y recuperó costumbres y ceremonias romanas y bizantinas, pero manteniendo siempre un estrecho vínculo con la Iglesia. Reconstituyó el patriciado romano, y pretendió restaurar el Senado y el Consulado, autoproclamandose cónsul y restaurador del imperio.

Por otro lado, las ya mencionadas tradiciones maternas, al ser descendiente de la realeza bizantina, podrían explicar los sesgos cesaropapistas de su gobierno. Asimismo, por iniciativa propia se crearon sedes metropolitanas.

Por otra parte, Otón III mantuvo buenas relaciones con el Principado de Polonia, donde entre otras cosas funda el arzobispado, así como con el príncipe Géza de Hungría y su hijo San Esteban I de Hungría. Contribuyó al proceso de cristianización de ambos Estados medievales y en particular con el ascenso del Principado húngaro al rango de reino en el 1000 con San Esteban como su primer rey, pues Otón III había sido el padrino de bautismo del Príncipe Geza. Hombre profundamente ascético, realizó algunas peregrinaciones entre los años 998 y 1000 por el sur de Italia. También visitó la tumba del obispo Adalberto de Praga (que murió martirizado) en Gniezno, actual Polonia, y la de Carlomagno en Aquisgrán.

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