Arlés es una ciudad ubicada en el río Ródano, en la región de la Provenza, en el sur de Francia. Es conocida por inspirar las pinturas de Van Gogh, lo que influyó en las obras de arte contemporáneo expuestas en la Fondation Vincent Van Gogh.
Arlés es una ciudad antigua, fundada por los griegos en el siglo VI a. C. bajo el nombre de Theline. Fue conquistada por los celtas saluvios en el 535 a. C., los cuales le cambiaron el nombre por el de Arelate. Los antiguos romanos tomaron la ciudad en el 123 a. C. y la transformaron en una ciudad importante, con un canal que la conectaba con el mar Mediterráneo construido en el año 104 a. C.
La ciudad romana de Arelate era de gran importancia en la provincia Gallia Narbonensis. Se destaca por las ruinas de dicha época, incluido el anfiteatro, donde ahora se celebran obras de teatro, conciertos y corridas de toros.
En los primeros tiempos del Medioevo se destacó la labor pastoral que llevó adelante en esta región San Cesáreo de Arlés.
SAN CESÁREO DE ARLÉS
Nació hacia el 470 en la Borgoña.
Fue monje en Lérins y luego obispo de Arlés durante más de 40 años.
Destacó por su predicación sencilla y pastoral, accesible al pueblo. Se conservan muchos de sus sermones.
Tuvo gran influencia en los concilios de la Galia y fue una figura clave en la organización de la Iglesia meridional.
Promovió la vida monástica y redactó reglas para comunidades de vírgenes consagradas.
Vivió toda su vida como un monje, con austeridad, y vendió todos los objetos preciosos del servicio doméstico. Se levantaba a rezar de noche, introdujo la liturgia de las horas en una iglesia de Arlés. Luchó por aumentar el nivel cultural y la instrucción religiosa de la gente. Para formar clérigos instituyó una escuela episcopal y numerosas escuelas parroquiales, no admitiendo a los órdenes a quien no hubiera leído al menos cuatro veces toda la Biblia. En la comida tenía lectura y solía preguntar a los comensales sobre el contenido de lo leído.
Contenido de sus escritos
Vida monástica:
Sus reglas monásticas reflejan su preocupación por la disciplina, la oración, la lectura espiritual y la vida comunitaria.
Moral cristiana:
Sus sermones enfatizan la importancia de la humildad, la caridad, la templanza y la lucha contra los vicios.
Lucha contra el paganismo:
Cesáreo se enfrentó a la persistencia de prácticas paganas en su diócesis y predicó contra ellas, exhortando a la conversión al cristianismo.
La gracia y la libertad humana:
Su doctrina sobre la gracia es agustiniana, buscando un equilibrio entre la gracia divina y la libertad humana en la salvación.
Importancia de la predicación:
Cesáreo fue un predicador efectivo, utilizando imágenes y ejemplos prácticos para transmitir sus enseñanzas a la gente común.
Contexto histórico:
Los escritos de Cesáreo de Arlés reflejan el contexto de la Galia en el siglo VI, una época de transición entre el Imperio Romano tardío y la Alta Edad Media, con desafíos como la caída del Imperio, la influencia del paganismo y la necesidad de consolidar la fe cristiana.
Escribió en uno de sus sermones:
"Así como se usa un balde para vaciar la sentina del navío, el alma se libera de todo mal por la oración al Señor, si dice en verdad: Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a nuestros deudores (Mt 6,12). Aquel que haya perdonado con bondad a todos aquellos que han pecado contra él no conservará en su alma vestigio alguno de pecado. Atención, mis hermanos, y reflexionen cuidadosamente sobre esto: Aquel que haya perdonado a quién pecó contra él. No he dicho que tu debas perdonar a aquel que haya pecado contra Dios sino a aquel que haya pecado contra ti es a quién debes perdonar... En cuanto a aquello que les concierne personalmente, que cada cual se muestre clemente, porque el Señor ha dicho: Si ustedes perdonan a los hombres sus pecados, su Padre del cielo perdonará los de ustedes (Mt 6,14)."
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