EL SIGLO XIII tal vez sea el momento culmen de la historia de la Civilización Cristiana. Es la época de oro de la Escolástica y de las Universidades. Surgen los frailes mendicantes, sobre todo esas dos grandes Órdenes fundadas por esos gigantes del espíritu que fueron Francisco y Domingo. La Teología alcanza un altísimo desarrollo con San Alberto Magno, Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura. Tal vez el mayor símbolo de la elevación que tuvo el espíritu humano en aquella centuria lo constituyan las catedrales góticas.
El culmen alcanzado en el siglo XIII tiene su contrapunto en el siguiente. En el SIGLO XIV la Iglesia pasó un momento de crisis con el traslado durante 70 años de la sede petrina de Roma a Aviñón. El proceso se completó con el Cisma de Occidente que se produjo al final del período. A pesar de todo, la civilización cristiana siguió produciendo exquisitos frutos, como aquellos santos que enfrentaban y buscaban poner solución a los problemas. Dos figuras eminentes de la época fueron Catalina de Siena y San Bernardino de Siena.
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