LA OBRA DE SAN BENITO, UNO DE LOS PADRES DE OCCIDENTE

"En Occidente, el monacato se difunde más lentamente (que en Oriente)... Sólo a partir del siglo VI, con la regla de San Benito cobraría el monacato un desarrollo excepcional, con una firme organización, cuya influencia se hará sentir pronto en... Occidente..." (JOSÉ LACARRA, Historia de la Edad Media)

"Los monasterios benedictinos fueron factores de civilización que contribuyeron poderosamente al progreso económico y social de la Europa de Occidente.
   En cumplimiento de la regla de su orden, que les imponía el trabajo, los monjes se dedicaron a la explotación de la tierra y transformaron sus conventos en ricos centros agrícolas..., a cuyo lado se desarrollaron a veces aldeas y aun ciudades.
   El servicio de hospitalidad..., así como también la enseñanza que impartían en las escuelas conventuales, hizo de los monasterios lugares de protección y de cultura en una época de general desorden...
   Los monjes se dedicaron también a escribir sobre pergaminos libros litúrgicos, misales, breviarios..." (SECCO-ELLAURI BARIDON, Historia Universal. Edad Media)

"...una de las ocupaciones predilectas de los monjes sería la transcripción de manuscritos (heredados de la cultura clásica)... " (JOSÉ LACARRA)

EL TRÁNSITO DE BENITO, POR GREGORIO MAGNO

     “...el varón de Dios, entre tantos milagros con que resplandeció en el mundo, brilló también de una manera no menos admirable por su doctrina; porque escribió una Regla para monjes, notable por su discreción y clara en su lenguaje. Si alguien quiere conocer más profundamente su vida y sus costumbres, podrá encontrar en la misma enseñanza de la Regla todas las acciones de su magisterio, porque el santo varón en modo alguno pudo enseñar otra cosa que lo que él mismo vivió." (SAN GREGORIO MAGNO, Segundo libro de los Diálogos)

LA VOZ DE SAN BENITO 

"¿Y qué es lo que dice? Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Caminad mientras tenéis luz, antes que os sorprendan las tinieblas de la muerte. Y el Señor, buscando entre la multitud de los hombres a uno que realmente quisiera ser operario suyo, dirige a todos esta invitación: ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Y, si tú, al oír esta invitación, respondes: «Yo», entonces Dios te dice: «Si amas la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Si así lo hacéis, mis ojos estarán sobre vosotros y mis oídos atentos a vuestras plegarias; y, antes de que me invoquéis, os diré: Aquí estoy»." (REGLA DE SAN BENITO)



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