"De familia patricia, prefecto de Roma, luego monje, más tarde legado pontificio en Constantinopla, Gregorio Magno tuvo ocasión de poner a prueba sus dotes de administrador y diplomático antes de ser elevado al solio pontificio; y, además, su piedad ardiente y su sincera humildad. Celoso de su autoridad, defendió con energía las preeminencias de la sede de Roma frente al Patriarca de Constantinopla..., a la vez que ejercía su jurisdicción suprema sobre las Iglesias de Italia, Galia, España y África. Respetuoso con los derechos del Emperador, frena sus intromisiones en asuntos de disciplina eclesiástica; frente a los lombardos, protege su capital en dos ocasiones...; como administrador escrupuloso del patrimonio de San Pedro, acrecentará sus rentas en forma que harán de él el señor más poderoso del Imperio. Gregorio Magno actuó en todo momento como obispo de Roma y como director de toda la Iglesia, y el clero de Occidente se habituó a oír la palabra pontificia... A él se debe también..., la revisión de la liturgia... y la fijación definitivame del canto sagrado que se conoce con el nombre de canto gregoriano. Finalmente, con Gregorio Magno la Santa Sede asume la misión evangelizadora entre los anglosajones, que asegurarán la autoridad de la Roma papal sobre los pueblos bárbaros de Occidente." (JOSÉ LACARRA. Historia de la Edad Media. Montaner y Simón. Barcelona. 1979, pp. 229)
Dejamos a continuación una reflexión de este pontífice extraída de su Regla Pastoral:
“Que el que preside sea cercano a cada uno por la compasión, y que se dedique más que ningún otro a la contemplación, de modo que por sus entrañas de misericordia lleve en sí las debilidades de todos los demás, y por la altura de su contemplación se supere a sí mismo desando las cosas invisibles. Que no desprecie las debilidades de sus prójimos por aspirar a las alturas, ni descuide...
Es por eso que la misma Verdad, que se nos manifestó al tomar nuestra humanidad, se dedicó a la oración en la montaña y realizó los milagros en la ciudad (Lc 6, 12-18), y de esta manera abrió un camino de imitación para los buenos guías de la comunidad para que, si ya están deseando contemplar las cosas más altas, intervengan ahora misericordiosamente en las necesidades de los débiles. Porque la caridad se eleva admirablemente a las mayores alturas, cuando se vuelve con compasión hacia los prójimos que están en lo más bajo, y cuando más benignamente desciende a las necesidades, con mayopr fuerza retorna a las alturas.” (REGLA PASTORAL)
Comentarios
Publicar un comentario